Cada vez que un Gobierno echa a andar, especialmente cuando cambia el signo político del anterior, es norma que la agenda de asuntos tratados en las primeras reuniones del Gabinete se agrande en un afán lógico por colocar en su sitio cada pieza de acuerdo con la nueva ideología, programa o tendencia. Algo de esto es lo que está ocurriendo desde que la pasada semana tomaran posesión de sus cargos Rajoy y su equipo ministerial.
Sucede que en muchos de estos casos, como en otros ámbitos de la sociedad, los árboles pueden llegar a no dejar ver el bosque, y tras nombramientos y medidas de relumbrón se oculten otras decisiones menores susceptibles de provocar críticas tan respetables como las originadas por la asunción de aquellas resoluciones de mayor alcance.
Así, en la referencia del Consejo de Ministros celebrado ayer, las subidas de impuestos, los recortes sociales a los funcionarios, los nombramientos de altos cargos o la actualización de las pensiones, entre otras relevantes medidas que han provocado tanto gestos de alegría, en unos casos, como notables cabreos, en otros, han acaparado los titulares de los medios de comunicación minimizando otros acuerdos de aparente menor impacto social cual ha sido el caso de las condecoraciones concedida por el nuevo Ejecutivo a José Luis Rodríguez Zapatero y todos y cada uno de sus ministros.
Las distinciones en cuestión tienen como objetivo "premiar aquellos comportamientos extraordinarios de carácter civil que redunden en beneficio de la Nación" (Orden de Isabal la Católica), en los casos de Zapatero y Chaves, o "recompensar a los ciudadanos que con sus esfuerzos, iniciativas y trabajos hayan prestado servicios eminentes y extraordinarios a la Nación" (Orden de Carlos III), para el resto de los integrantes del anterior Gabinete.
La primera reacción ante tan sorprendente decisión tiene que ser necesariamente de sorpresa y fastidio, cuando no de manifiesto reproche, salvo que el opinante sea militante o fiel seguidor del Partido Socialista. Para los amantes de los sondeos, invitaría a los gurús demoscópicos a realizar una rápida consulta entre los españoles para ver qué piensan de tal consideración. En cualquier otro escenario, la distinción sucedería a una labor y unos méritos mensurables. ¿De verdad alguien se piensa que a estas alturas la gestión del Ejecutivo saliente merece sinceramente tal reconocimiento? ¿Habrá muchos españoles que piensen que esos ex gobernantes se han ganado los méritos que dice recompensar la propia letra de las distinciones concedidas?
Se nos dirá que se trata de una medida de uso habitual desde hace muchos años y que todos los antecesores la han practicado y recibido. Sin embargo, no por establecida tiene que ser sistemáticamente acatada. Cualquiera con dos dedos de frente diría que siempre hay un momento para rectificar aquello que no está bien.
Y no es que, como en tantos otros casos conocidos, estemos hablando de derroche de los bienes públicos, que quizá también. En todo caso, se trata de orientaciones que van contra el sentido común y los sentimientos de millones de españoles.
Mal empezamos el 'Año Mariano'.
sábado, 31 de diciembre de 2011
viernes, 30 de diciembre de 2011
And the winner is... Pilar
Tras conocer el relativamente sorprendente anuncio del comité ejecutivo regional del PP de facilitar la aprobación de los presupuestos regionales y del Ayuntamiento de Gijón uno no puede por menos que preguntarse qué es lo que ha pasado para que la situación haya experimentado un giro tan brusco en la que parecía ser la esperada 'vendetta' de los encarnizados enemigos de Cascos en las filas en las que militó hasta hace ahora un año.
De las declaraciones realizadas en los últimos días por ese nuevo 'gallito' en que se ha convertido tras el 20-N el todavía presidente de los populares asturianos, todo apuntaba a que se antojaba más que difícil que el PP estuviera dispuesto a permitir que el Principado sacara adelante sus Cuentas para 2012. Tan es así que el Gobierno autónomo había procedido a aprobar el proyecto correspondiente sin las consabidas concultas previas orientadas a lograr un apoyo parlamentario a las mismas. Item, las manifestaciones del alcalde de Oviedo después de que los concejales de Foro en ese Consistorio apoyaran los correspondientes presupuestos y su retorno a la exigencia de incluir cualquier tipo de acuerdo en un pacto global, rechazado por Cascos a renglón seguido, era otro elemento más en la cadena de hechos y manifestaciones que apuntaban al escenario de abocar a esta comunidad a una prórroga presupuestaria.
Somos más de uno y de dos los que pensamos que, a raíz de la convocatoria de las elecciones legislativas del pasado mes de noviembre, las cosas tenían que cambiar, que iban a cambiar, y que un potencialmente victorioso Rajoy había decidido abordar con su peculiar estilo el que hace unos días no tuvo empacho en calificar en sede parlamentaria como "el lío" de su partido en Asturias. La designación de Mercedes Fernández como cabeza de cartel al Congreso, y luego de Isidro Fernández Rozada para el Senado, fueron muestras claras de que la dirección regional estaba agotando los últimos puntos en su bono de influencia en Génova. La ubicación de Ovidio Sánchez en la segunda plaza para el Congreso apenas pasó de considerarse un apaño de última hora para no dejar 'con el culo al aire' a los dirigentes de Manuel Pedregal.
Tras el rotundo triunfo del líder nacional en los comicios, la dirección asturiana del partido sacó pecho y se atribuyó un triunfo que, como casi siempre, dependía del referente con el que se comparase: para ellos, eran las municipales y autonómicas de mayo, pero otros les ponían delante la anterior cita nacional, con resecto a la cual la bajada era notable.
Ufano en su consideración, el equipo de Sánchez y De Lorenzo se embarcó de lleno en la tarea de apuntar de nuevo hacia su enemigo favorito y casi único desde hace meses, y lo hizo, además de con extrañas y dudosas alianzas en la Junta General, con esa espada de damocles que representa el presupuesto regional y la posibilidad que el rechazo al mismo les permitía de maniatar a Cascos con unas cifras fruto de otros criterios ideológicos y temporales.
Cuando todo parecía más o menos enfocado para acorralar al líder de Foro sus acérrimos contrarios se encontraron con una circunstancia con la que probablemente no habían contado. La dirección local de su propio partido en Gijón, ajena a esa guerra de gerrillas, había trabajado con el equipo de gobierno municipal forista hasta alcanzar un proyecto en el que tuvieron tanto que ver como para considerarlo prácticamente propio. Se llega así a esta semana y es entonces cuando Pilar Fernández Pardo plantea a su partido la voluntad de la organización que preside de apoyar con su voto dichas cuentas municipales. La tibieza de la primera propuesta contó con el rechazo expreso de Sánchez, y cuando parecía que el esperpento regional estaba a punto de escribir un nuevo capítulo (el PP gijonés admitía que el proyecto era el mejor de los posibles para la ciudad pero un posible veto de Manuel Pedregal podría dar al traste con la iniciativa) surgió por segunda vez en su historial político la 'Pilipardo' guerrera y dispuesta a ir hasta el final, un envite que ya asumió el pasado verano al saltarse la prohibición de consolidar con su voto la alcaldía para Carmen Moriyón.
Los que sabemos que entonces la líder gijonesa del PP tuvo el 'vía libre' de su partido en Madrid para afrontar tal reto, estamos en condiciones de pensar que en esta ocasión se pueda haber repetido la historia, máxime cuando pocas horas después quienes se oponían radicalmente desde Oviedo a tal operación aparecen hoy como 'consentidores' y, no contentos con ello, anuncian la intención de facilitar la aprobación del Presupuesto autonómico.
¿Hubo mensaje claro y directo desde Génova? Probablemente sí. Y en esas circunstancias Sánchez y los suyos han plegado velas. Claro que, para entonces, Fernández Pardo ya había optado por asumir por segunda vez el reto lo que refuerza su imagen ante sus compañeros de partido y, sobre todo, ante sus electores en el que es su segundo gran gesto de "responsabilidad" ante los gijoneses.
El inicial desbloqueo de las cuentas regionales y de Gijón tienen indudablemente un ganador, que es Asturias. Sin embargo, en todo este "lío" que son las filas populares en la región es obvio que quien se ha apuntado el principal tanto es la líder gijonesa del partido. Con el "and the winner is..." en el bolsillo, ahora sólo falta que Fernández Pardo asuma el que parece debería ser el siguiente paso importante: recoger el guante de un pacto de gobierno municipal que la convertiría de hecho en la numero dos del Ayuntamiento y la inclusión de alguno de sus concejales en la comisión de gobierno. Dos veces ha desafiado a los 'Ovidio's boys' y en ambas ha salido airosa. La tercera puede ser la más importante y decisiva. Y después, que desde Oviedo le echen los perros si quieren, reforzada y enrocada como estaría en su feudo local.
De las declaraciones realizadas en los últimos días por ese nuevo 'gallito' en que se ha convertido tras el 20-N el todavía presidente de los populares asturianos, todo apuntaba a que se antojaba más que difícil que el PP estuviera dispuesto a permitir que el Principado sacara adelante sus Cuentas para 2012. Tan es así que el Gobierno autónomo había procedido a aprobar el proyecto correspondiente sin las consabidas concultas previas orientadas a lograr un apoyo parlamentario a las mismas. Item, las manifestaciones del alcalde de Oviedo después de que los concejales de Foro en ese Consistorio apoyaran los correspondientes presupuestos y su retorno a la exigencia de incluir cualquier tipo de acuerdo en un pacto global, rechazado por Cascos a renglón seguido, era otro elemento más en la cadena de hechos y manifestaciones que apuntaban al escenario de abocar a esta comunidad a una prórroga presupuestaria.
Somos más de uno y de dos los que pensamos que, a raíz de la convocatoria de las elecciones legislativas del pasado mes de noviembre, las cosas tenían que cambiar, que iban a cambiar, y que un potencialmente victorioso Rajoy había decidido abordar con su peculiar estilo el que hace unos días no tuvo empacho en calificar en sede parlamentaria como "el lío" de su partido en Asturias. La designación de Mercedes Fernández como cabeza de cartel al Congreso, y luego de Isidro Fernández Rozada para el Senado, fueron muestras claras de que la dirección regional estaba agotando los últimos puntos en su bono de influencia en Génova. La ubicación de Ovidio Sánchez en la segunda plaza para el Congreso apenas pasó de considerarse un apaño de última hora para no dejar 'con el culo al aire' a los dirigentes de Manuel Pedregal.
Tras el rotundo triunfo del líder nacional en los comicios, la dirección asturiana del partido sacó pecho y se atribuyó un triunfo que, como casi siempre, dependía del referente con el que se comparase: para ellos, eran las municipales y autonómicas de mayo, pero otros les ponían delante la anterior cita nacional, con resecto a la cual la bajada era notable.
Ufano en su consideración, el equipo de Sánchez y De Lorenzo se embarcó de lleno en la tarea de apuntar de nuevo hacia su enemigo favorito y casi único desde hace meses, y lo hizo, además de con extrañas y dudosas alianzas en la Junta General, con esa espada de damocles que representa el presupuesto regional y la posibilidad que el rechazo al mismo les permitía de maniatar a Cascos con unas cifras fruto de otros criterios ideológicos y temporales.
Cuando todo parecía más o menos enfocado para acorralar al líder de Foro sus acérrimos contrarios se encontraron con una circunstancia con la que probablemente no habían contado. La dirección local de su propio partido en Gijón, ajena a esa guerra de gerrillas, había trabajado con el equipo de gobierno municipal forista hasta alcanzar un proyecto en el que tuvieron tanto que ver como para considerarlo prácticamente propio. Se llega así a esta semana y es entonces cuando Pilar Fernández Pardo plantea a su partido la voluntad de la organización que preside de apoyar con su voto dichas cuentas municipales. La tibieza de la primera propuesta contó con el rechazo expreso de Sánchez, y cuando parecía que el esperpento regional estaba a punto de escribir un nuevo capítulo (el PP gijonés admitía que el proyecto era el mejor de los posibles para la ciudad pero un posible veto de Manuel Pedregal podría dar al traste con la iniciativa) surgió por segunda vez en su historial político la 'Pilipardo' guerrera y dispuesta a ir hasta el final, un envite que ya asumió el pasado verano al saltarse la prohibición de consolidar con su voto la alcaldía para Carmen Moriyón.
Los que sabemos que entonces la líder gijonesa del PP tuvo el 'vía libre' de su partido en Madrid para afrontar tal reto, estamos en condiciones de pensar que en esta ocasión se pueda haber repetido la historia, máxime cuando pocas horas después quienes se oponían radicalmente desde Oviedo a tal operación aparecen hoy como 'consentidores' y, no contentos con ello, anuncian la intención de facilitar la aprobación del Presupuesto autonómico.
¿Hubo mensaje claro y directo desde Génova? Probablemente sí. Y en esas circunstancias Sánchez y los suyos han plegado velas. Claro que, para entonces, Fernández Pardo ya había optado por asumir por segunda vez el reto lo que refuerza su imagen ante sus compañeros de partido y, sobre todo, ante sus electores en el que es su segundo gran gesto de "responsabilidad" ante los gijoneses.
El inicial desbloqueo de las cuentas regionales y de Gijón tienen indudablemente un ganador, que es Asturias. Sin embargo, en todo este "lío" que son las filas populares en la región es obvio que quien se ha apuntado el principal tanto es la líder gijonesa del partido. Con el "and the winner is..." en el bolsillo, ahora sólo falta que Fernández Pardo asuma el que parece debería ser el siguiente paso importante: recoger el guante de un pacto de gobierno municipal que la convertiría de hecho en la numero dos del Ayuntamiento y la inclusión de alguno de sus concejales en la comisión de gobierno. Dos veces ha desafiado a los 'Ovidio's boys' y en ambas ha salido airosa. La tercera puede ser la más importante y decisiva. Y después, que desde Oviedo le echen los perros si quieren, reforzada y enrocada como estaría en su feudo local.
miércoles, 21 de diciembre de 2011
Matar al padre
Era de esperar que, pasado el mal trago de la derrota, en las filas del Partido Socialista Obrero Español se abriera la noche de los cuchillos largos y que al objetivo de la 'vendetta' se le pusiera nombre y apellidos. Hace algún tiempo que dirigentes destacados e intelectuales de los llamados de izquierda abrieron la caja de los truenos para pedir responsabilidades al Gobierno y, muy especialmente, a su rostro visible, José Luis Rodríguez Zapatero. Sin embargo, nunca hasta ahora esas críticas se habían manifestado organizadas hasta el extremo de constituirse en plataforma. En las últimas horas hemos sabido que un grupo de los hasta ayer ministros en funciones, con Carme Chacón y Francisco Caamaño a la cabeza, han optado por ese camino para la abordar lo que llaman "autocrítica" con un duro manifiesto bajo el epígrafe "Mucho PSOE por hacer".
El hasta ayer presidente del Gobierno y todavía secretario general del PSOE se ha ganado a pulso durante su segundo mandato las críticas de propios y extraños. Dicen sus colaboradores que en los últimos tiempos, en un nuevo episodio del famoso "síndrome de La Moncloa", Zapatero no escuchaba "a nadie" y que en su torre de marfil rumiaba decisiones que en muchas ocasiones no entendían ni sus más directos colaboradores. Muchos de los reproches que ahora ponen en blanco sobre negro algunos de sus camaradas ya los expresaron millones de españoles en la calle, en el bar, en las oficinas y centros de trabajo. Lo que ocurre es que por entonces los ilustres firmantes del mencionado manifiesto estaban directamente involucrados en esas decisiones, que ratificaban con su voto en el Gabinete gubernamental o en los órganos de dirección del partido. Sin embargo, ahora, sin nombrarle, esas mismas personas ponen a la derrota la cara del que hasta hace bien poco fue su líder incuestionable.
Ya resultó algo chocante y esquizofrénica la campaña de Alfredo Pérez Rubalcaba, que abandonó a toda prisa el sillón de la Vicepresidencia para 'descamisarse' y elaborar una nueva imagen de 'rojo' y 'radical' que ofrecer a los españoles en un intento por tratar de salvar los muebles de la forma que fuera. No funcionó, como las cifras electorales reflejan clarividentemente.
Ahora son otros de sus compañeros del Gobierno y dirigentes federales los que se apresuran a desmarcarse de esas responsabilidades y se apuntan al freudiano 'matar al padre', en el que personalizan todos los males, con perlas como las que atribuyen el fracaso en la doble convocatoria de comicios de mayo y noviembre a "la gestión de la crisis" o a no "llamar a ésta por su nombre" como desde años atrás ya hacía la mayoría de los españoles.
El crítico manifiesto contiene también, en un enmascaramiento más de las propias culpas, un tono de pecador arrepentido, como transmite ese apartado en el que, haciendo obvios sus cargos y responsabilidades, afirman que "una lealtad mal entendida ha hecho que se omitieran críticas necesarias".
Parece evidente que el Partido Socialista precisa una profunda renovación, algo que pasa fundamentalmente por indagar muy dentro de sí mismo para refundarse y encontrar posiciones, ideas y personas que permitan que su electorado reconocerse de nuevo en esas siglas, algo que en los últimos años se ha ido difuminando hasta perder los mínimos contornos apreciables. Lo que resulta cuando menos chocante es que se apunten ahora a esa tarea las mismas personas que han contribuido de forma relevante a esa absoluta pérdida de identidad.
El hasta ayer presidente del Gobierno y todavía secretario general del PSOE se ha ganado a pulso durante su segundo mandato las críticas de propios y extraños. Dicen sus colaboradores que en los últimos tiempos, en un nuevo episodio del famoso "síndrome de La Moncloa", Zapatero no escuchaba "a nadie" y que en su torre de marfil rumiaba decisiones que en muchas ocasiones no entendían ni sus más directos colaboradores. Muchos de los reproches que ahora ponen en blanco sobre negro algunos de sus camaradas ya los expresaron millones de españoles en la calle, en el bar, en las oficinas y centros de trabajo. Lo que ocurre es que por entonces los ilustres firmantes del mencionado manifiesto estaban directamente involucrados en esas decisiones, que ratificaban con su voto en el Gabinete gubernamental o en los órganos de dirección del partido. Sin embargo, ahora, sin nombrarle, esas mismas personas ponen a la derrota la cara del que hasta hace bien poco fue su líder incuestionable.
Ya resultó algo chocante y esquizofrénica la campaña de Alfredo Pérez Rubalcaba, que abandonó a toda prisa el sillón de la Vicepresidencia para 'descamisarse' y elaborar una nueva imagen de 'rojo' y 'radical' que ofrecer a los españoles en un intento por tratar de salvar los muebles de la forma que fuera. No funcionó, como las cifras electorales reflejan clarividentemente.
Ahora son otros de sus compañeros del Gobierno y dirigentes federales los que se apresuran a desmarcarse de esas responsabilidades y se apuntan al freudiano 'matar al padre', en el que personalizan todos los males, con perlas como las que atribuyen el fracaso en la doble convocatoria de comicios de mayo y noviembre a "la gestión de la crisis" o a no "llamar a ésta por su nombre" como desde años atrás ya hacía la mayoría de los españoles.
El crítico manifiesto contiene también, en un enmascaramiento más de las propias culpas, un tono de pecador arrepentido, como transmite ese apartado en el que, haciendo obvios sus cargos y responsabilidades, afirman que "una lealtad mal entendida ha hecho que se omitieran críticas necesarias".
Parece evidente que el Partido Socialista precisa una profunda renovación, algo que pasa fundamentalmente por indagar muy dentro de sí mismo para refundarse y encontrar posiciones, ideas y personas que permitan que su electorado reconocerse de nuevo en esas siglas, algo que en los últimos años se ha ido difuminando hasta perder los mínimos contornos apreciables. Lo que resulta cuando menos chocante es que se apunten ahora a esa tarea las mismas personas que han contribuido de forma relevante a esa absoluta pérdida de identidad.
jueves, 15 de diciembre de 2011
Doctor Argüelles y Mister Santiago
A lo largo de la todavía joven historia de la autonomía asturiana -supongo que como en la de otras comunidades- han desfilado por delante de nuestras narices toda clase de políticos, buenos unos; menos buenos, otros, y rematadamente malos, una amplia mayoría. Para quienes hemos seguido ese apasionante, al principio, y tedioso, después, periodo resulta inevitable recordar un día sí y otro también las trayectorias, los comportamientos, los carácteres y también las anécdotas que unos y otros han protagonizado. Con todo ese material habría más que suficiente para un copioso y suculento documento.
Al margen de los ya superveteranos que todavía se mantienen en las primeras líneas de la actividad pública, existe una segunda generación que ha dado paso, probablemente, a un nuevo capítulo claramente diferenciado de los anteriores. No voy a distraerme ahora en detallar las coincidencias y las variables, más propias de otra clase de escrito.
Entre los últimos, un personaje realmente interesante de la política asturiana es el actual portavoz municipal del Partido Socialista en el Ayuntamiento de Gijón. Tras un discreto paso por el Consistorio local, aquel joven político en ciernes optó por la vertiente universitaria, donde desplegó una ascendente carrera que le llevó a ser vicerector en el equipo de Juan Vázquez.
Todavía en ese cargo, su nombre empezó a sonar con insistencia como la apuesta socialista para dar el relevo a una veterana Paz Fernández Felgueroso que lo había solicitado con reiteración. Al final, la alcaldesa continuó cuatro años más y la joven promesa se incrustó en su equipo con un discreto número once en la lista electoral. Esa plaza de 'camuflaje' no fue obstáculo para que se ocupara de la 'cartera' de Hacienda y, poco a poco, ascendiera a puestos de relevancia, como cuando sustituyó a Felgueroso en su puesto de 'número dos' en la Caja de Ahorros deAsturias.
Mediado el mandato ya todo el mundo sabía que Martínez Argüelles, superado el periodo de 'aprendizaje', era el cartel casi seguro de su partido para 2011. Como así fue.
Sin embargo, como todo el mundo recuerda, a los socialistas gijoneses no les salieron las cuentas y, aun siendo los más votados en mayo, no lograron mantener la Alcaldía que ocupaban desde las primeras elecciones democráticas. Fue un duro palo para el partido, pero muy especialmente para su candidato. No es fácil transitar con el dudoso bagaje de acabar con más de treinta años de mandato municipal, y Santiago lo acusó. Tras la elección de Carmen Moriyón como regidora, el alcalde sin bastón de mando se movía como un boxeador sonado por los duros golpes de la derrota. Hasta el extremo de que, después de varias semanas de desconcierto, solicitó el reingreso en su plaza universitaria.
Quienes le conocen bien pueden contar que el Doctor Santiago se encargaba, tanto en conversaciones serias como en las de 'chigre', de recordar su condición de tal y de la falta de necesidad que, para llevar una vida holgada, tenía de la política. Por eso sorprende especialmente que esta misma semana haya dado un golpe de timón y anunciado que deja su plaza universitaria para dedicarse 'full time' a la 'res pública'. En este punto, los vaivenes del portavoz municipal del PSOE han creado un cierto desconcierto, fruto de la existencia de algunas lagunas que explicarán los cambios constantes en su reciente trayectoria.
Hay quien ha querido vislumbrar en el último giro de Argüelles hasta la fecha un escenario próximo en el que la situación de un Foro Asturias minoritario pudiera dar opción a la vuelta de la tortilla. No obstante, no parece que, al contrario que en el Principado, el partido de Cascos se encuentre en Gijón en una situación especialmente delicada más allá del número de concejales. Con alguna palabra más alta que otra, los ediles del Partido Popular, contrariamente a lo que la inmensa mayoría podría haber pensado hace seis meses, se han convertido en un relativamente sólido apoyo a la alcaldesa y su equipo de gobierno, uno apoyo que parece a punto de cerrarse con un acuerdo presupuestario que, no hay que olvidarlo, es el arma casi única y principal para hacer cualquier tipo de políticas.
Otros, a mi juicio más atinados, piensan que tras los comicios del 20-N los socialistas han tomado por fin consciencia de que el partido ha tocado fondo y, a partir de aquí, sólo queda empezar a sacar la cabeza para abordar la remontada con calma. Y para ello su actual portavoz parece la persona más adecuada en estos momentos.
No hay que olvidar, finalmente, que Martínez Argüelles no ha ocultado nunca su pasión por la política, aunque con la boca granda alardease con frecuencia de su sólida implantación universitaria.
En esta conjunción de variables está en estos momentos la trayectoria reciente de este todavía joven político que, si en más de una ocasión ha apostado verbalmente por ser el Doctor Santiago, en estos momentos ha preferido tomar de nuevo la prodigiosa pócima para volver a ser Mister Santiago o, menos literariamente, Santi, como le gusta que le llamen cariñosamente sus compañeros.
Al margen de los ya superveteranos que todavía se mantienen en las primeras líneas de la actividad pública, existe una segunda generación que ha dado paso, probablemente, a un nuevo capítulo claramente diferenciado de los anteriores. No voy a distraerme ahora en detallar las coincidencias y las variables, más propias de otra clase de escrito.
Entre los últimos, un personaje realmente interesante de la política asturiana es el actual portavoz municipal del Partido Socialista en el Ayuntamiento de Gijón. Tras un discreto paso por el Consistorio local, aquel joven político en ciernes optó por la vertiente universitaria, donde desplegó una ascendente carrera que le llevó a ser vicerector en el equipo de Juan Vázquez.
Todavía en ese cargo, su nombre empezó a sonar con insistencia como la apuesta socialista para dar el relevo a una veterana Paz Fernández Felgueroso que lo había solicitado con reiteración. Al final, la alcaldesa continuó cuatro años más y la joven promesa se incrustó en su equipo con un discreto número once en la lista electoral. Esa plaza de 'camuflaje' no fue obstáculo para que se ocupara de la 'cartera' de Hacienda y, poco a poco, ascendiera a puestos de relevancia, como cuando sustituyó a Felgueroso en su puesto de 'número dos' en la Caja de Ahorros deAsturias.
Mediado el mandato ya todo el mundo sabía que Martínez Argüelles, superado el periodo de 'aprendizaje', era el cartel casi seguro de su partido para 2011. Como así fue.
Sin embargo, como todo el mundo recuerda, a los socialistas gijoneses no les salieron las cuentas y, aun siendo los más votados en mayo, no lograron mantener la Alcaldía que ocupaban desde las primeras elecciones democráticas. Fue un duro palo para el partido, pero muy especialmente para su candidato. No es fácil transitar con el dudoso bagaje de acabar con más de treinta años de mandato municipal, y Santiago lo acusó. Tras la elección de Carmen Moriyón como regidora, el alcalde sin bastón de mando se movía como un boxeador sonado por los duros golpes de la derrota. Hasta el extremo de que, después de varias semanas de desconcierto, solicitó el reingreso en su plaza universitaria.
Quienes le conocen bien pueden contar que el Doctor Santiago se encargaba, tanto en conversaciones serias como en las de 'chigre', de recordar su condición de tal y de la falta de necesidad que, para llevar una vida holgada, tenía de la política. Por eso sorprende especialmente que esta misma semana haya dado un golpe de timón y anunciado que deja su plaza universitaria para dedicarse 'full time' a la 'res pública'. En este punto, los vaivenes del portavoz municipal del PSOE han creado un cierto desconcierto, fruto de la existencia de algunas lagunas que explicarán los cambios constantes en su reciente trayectoria.
Hay quien ha querido vislumbrar en el último giro de Argüelles hasta la fecha un escenario próximo en el que la situación de un Foro Asturias minoritario pudiera dar opción a la vuelta de la tortilla. No obstante, no parece que, al contrario que en el Principado, el partido de Cascos se encuentre en Gijón en una situación especialmente delicada más allá del número de concejales. Con alguna palabra más alta que otra, los ediles del Partido Popular, contrariamente a lo que la inmensa mayoría podría haber pensado hace seis meses, se han convertido en un relativamente sólido apoyo a la alcaldesa y su equipo de gobierno, uno apoyo que parece a punto de cerrarse con un acuerdo presupuestario que, no hay que olvidarlo, es el arma casi única y principal para hacer cualquier tipo de políticas.
Otros, a mi juicio más atinados, piensan que tras los comicios del 20-N los socialistas han tomado por fin consciencia de que el partido ha tocado fondo y, a partir de aquí, sólo queda empezar a sacar la cabeza para abordar la remontada con calma. Y para ello su actual portavoz parece la persona más adecuada en estos momentos.
No hay que olvidar, finalmente, que Martínez Argüelles no ha ocultado nunca su pasión por la política, aunque con la boca granda alardease con frecuencia de su sólida implantación universitaria.
En esta conjunción de variables está en estos momentos la trayectoria reciente de este todavía joven político que, si en más de una ocasión ha apostado verbalmente por ser el Doctor Santiago, en estos momentos ha preferido tomar de nuevo la prodigiosa pócima para volver a ser Mister Santiago o, menos literariamente, Santi, como le gusta que le llamen cariñosamente sus compañeros.
martes, 6 de diciembre de 2011
Metepatas
El paso del tiempo y el cambios de las circunstancias sociales hace que muchas veces se vayan perdiendo del acerbo popular un buen número de palabras que han sido protagonistas involuntarias del pasado próximo de aquellos que contamos ya nuestra edad por abundantes décadas. Uno de esos vocablos que me retrotrae a años de adolescencia y juventud y que en los tiempos que corren no recuerdo haber escuchado más es el de "metepatas", gráfica expresión con la que calificábamos otrora a aquellos que intervenían a destiempo en una conversación o se manifestabán sobre aquello que no les correspondía.
La entrañable palabra me ha venido en esta ocasión de nuevo a la memoria a propósito de las frecuentes intervenciones públicas del actual presidente de la Junta General, que nos tiene acostumbrados desde que tomara posesión a manifestarse abiertamente de forma partidista y parcial en numerosos asuntos de la política regional desde una posición más propia de su otro cargo, el de secretario general del Partido Popular asturiano y, por tanto, como adversario directo y tenaz del Gobierno autónomo y del partido que lo sustenta.
Decía que han sido ya numerosas las veces que a Fernando Goñi se le ha afeado que no sepa casi nunca concentrarse en su condición de cargo institucional que no debería 'enfangarse' un día sí y otro también en la batalla partidista, que para la misma ya hay bastantes guerreros de parte y parte. Por contra, su condición de presidente del Parlamento autónomo podría aconsejarle abstraerse de la refriega y concentrarse en su función institucional de árbitro, algo que no está reñido con su militancia a la hora de votar o con sus posiciones ideológicas irrenunciables.
Podría el presidente de la Junta General mirarse en el espejo de sus antecesores y aplicarse el cuento. Y para referencias no hace falta que se quede en quien hasta el pasado mes de junio ocupó esa plaza, la socialista María Jesús Álvarez. También puede tomar como ejemplo a su compañero en las filas populares Antonio Landeta, modelo de imparcialidad durante su mandato.
El especial enconamiento que la aparición de Foro Asturias y su triunfo electoral en mayo pasado ha traído a la política asturiana tiene también su reflejo en la pérdida de papeles, como la del mencionado, algo inusual hasta la fecha en el ámbito autonómico. Habrá quien crea que el 'estilo' de Fernando Goñi tiene algo que ver con instrucciones directas de sus compañeros dirigentes en las filas populares, aunque hay miles de razones para dudarlo. Tampoco creo que sus inoportunos protagonismos tengan nada que ver con el hecho de que su acceso al despacho principal del Palacio de la calle de Fruela esté sustentado más en los votos socialistas que en esos minoritarios diez escaños con que le pudieron apoyar los suyos. Más bien habría que pensar que sus continuos recursos a estar fuera de papel tienen que ver con su 'particular' personalidad política, por decirlo de una manera suave.
Aunque queda legislatura por delante, nada hace pensar que esta anómala situación tenga trazas de corregirse. En cualquier caso, quede constancia de que lo deseable sería que, también en esta situación, el cambio llegara. Entretanto, si la extemporaneidad de Goñi volviera a repetirse es posible que más de un veterano se sintiera impelido a decirle en voz bien alta: "Fernando, no seas metepatas".
La entrañable palabra me ha venido en esta ocasión de nuevo a la memoria a propósito de las frecuentes intervenciones públicas del actual presidente de la Junta General, que nos tiene acostumbrados desde que tomara posesión a manifestarse abiertamente de forma partidista y parcial en numerosos asuntos de la política regional desde una posición más propia de su otro cargo, el de secretario general del Partido Popular asturiano y, por tanto, como adversario directo y tenaz del Gobierno autónomo y del partido que lo sustenta.
Decía que han sido ya numerosas las veces que a Fernando Goñi se le ha afeado que no sepa casi nunca concentrarse en su condición de cargo institucional que no debería 'enfangarse' un día sí y otro también en la batalla partidista, que para la misma ya hay bastantes guerreros de parte y parte. Por contra, su condición de presidente del Parlamento autónomo podría aconsejarle abstraerse de la refriega y concentrarse en su función institucional de árbitro, algo que no está reñido con su militancia a la hora de votar o con sus posiciones ideológicas irrenunciables.
Podría el presidente de la Junta General mirarse en el espejo de sus antecesores y aplicarse el cuento. Y para referencias no hace falta que se quede en quien hasta el pasado mes de junio ocupó esa plaza, la socialista María Jesús Álvarez. También puede tomar como ejemplo a su compañero en las filas populares Antonio Landeta, modelo de imparcialidad durante su mandato.
El especial enconamiento que la aparición de Foro Asturias y su triunfo electoral en mayo pasado ha traído a la política asturiana tiene también su reflejo en la pérdida de papeles, como la del mencionado, algo inusual hasta la fecha en el ámbito autonómico. Habrá quien crea que el 'estilo' de Fernando Goñi tiene algo que ver con instrucciones directas de sus compañeros dirigentes en las filas populares, aunque hay miles de razones para dudarlo. Tampoco creo que sus inoportunos protagonismos tengan nada que ver con el hecho de que su acceso al despacho principal del Palacio de la calle de Fruela esté sustentado más en los votos socialistas que en esos minoritarios diez escaños con que le pudieron apoyar los suyos. Más bien habría que pensar que sus continuos recursos a estar fuera de papel tienen que ver con su 'particular' personalidad política, por decirlo de una manera suave.
Aunque queda legislatura por delante, nada hace pensar que esta anómala situación tenga trazas de corregirse. En cualquier caso, quede constancia de que lo deseable sería que, también en esta situación, el cambio llegara. Entretanto, si la extemporaneidad de Goñi volviera a repetirse es posible que más de un veterano se sintiera impelido a decirle en voz bien alta: "Fernando, no seas metepatas".
domingo, 4 de diciembre de 2011
Un partido para el recuerdo
Hay encuentros deportivos que trascienden más allá de la propia competición en la que se producen. Y uno de ellos ya es, sin duda, el que hoy protagonizaron Rafael Nadal y Juan Martín del Potro en la final de la Copa Davis que enfrentó este fin de semana en Sevilla a los equipos de España y Argentina.
Es evidente que el partido de esta tarde no tiene la belleza y la brillantez de aquella histórica final de Wimbledon 2009 entre el propio Nadal y el maestro Roger Federer que se adjudicó el español en cinco maravillosos sets. No. Quizá se podría decir que el punto que dio a la Roja su quinta ensaladera estuvo presidido, en lo que al juego se refiere, más por los errores que por los aciertos y, sin desmerecer el juego de los primeros de cada equipo en la pista de tierra batida de La Cartuja, habrá que convenir en que las distintas etapas de dominio de uno y otro coincidieron con bajones del contrario que se reflejaban en el marcador.
A falta de un juego preciso, Nadal y Del Potro ofrecieron lo mejor de cada uno en lo que a sensaciones se refiere, a pundonor y a ganar de sacar adelante el partido, aunque fuera casi siempre más con el corazón que con la cabeza.
La disputa de ese importante y decisivo punto de la eliminatoria tuvo fases en las que todo hacía indicar que el argentino iba a forzar el quinto partido entre su compatriota David Nalbaldián y el número dos español, David Ferrer. Así fue en el primer set, tras el espejismo de una esperanzadora ruptura del servicio del de Tindal por el manacorí. Y así volvió a parecerlo cuando Del Potro rompió por cuarta vez el servicio de su rival en el primer juego de la segunda manga y se colocó, acto seguido, con una 40-0 con su saque. Pero reapareció Nadal.
El mallorquín empezó a irse arriba y mantuvo equilibrado ese set para anotárselo con autoridad en los dos últimos juegos. El tercero ya fue absolutamente del español, mientras que su rival parecía tocado de muerte y fallaba todo lo que antes le entraba. Con el comienzo del cuarto los optimistas quemaron sus naves y cuando el español colocó el 2-0 en el marcador pronosticaron que ya todo estaba hecho.
Pero en tenis, y más en Copa Davis, no se puede sacar pecho hasta que llega el final. Resucitó Del Potro y con continuas rupturas del servicio de uno y otro se llegó a un empate a cuatro juegos marcados por los errores más que por los aciertos. Cuando parecía que el argentino, otra vez mas entero, se iba a adjudicar la manga tras la ruptura del servicio del español, éste le devolvió la moneda con un empate a seis que obigaba a la peligrosa muerte súbita. Aquí, cuando más lo necesitaba, resurgió el de Manacor y se impuso con un contundente siete a cero que le daba el triunfo definitivo.
Es seguro que, en lo que a un tenis modélico y académico se refiere el de esta tarde no va a ser un encuentro para la historia. Sí en cambio lo será por la emoción, por las alternativas y por la pasión que su desarrollo despertó en la pista y en los millones de hogares que lo siguieron por televisión. En este aspecto, el Nadal-Del Potro será, sin ninguna posibilidad de duda, un partido para la historia, para recordar durante mucho tiempo.
Espero que, como sucedió con el más arriba citado Nadal-Federer de Wimbledon 2009, en los próximos días algún periódico nacional incluya entre sus promociones el deuvedé de este partido. Será una joya más para la videoteca de los que de verdad amamos el tenis.
Es evidente que el partido de esta tarde no tiene la belleza y la brillantez de aquella histórica final de Wimbledon 2009 entre el propio Nadal y el maestro Roger Federer que se adjudicó el español en cinco maravillosos sets. No. Quizá se podría decir que el punto que dio a la Roja su quinta ensaladera estuvo presidido, en lo que al juego se refiere, más por los errores que por los aciertos y, sin desmerecer el juego de los primeros de cada equipo en la pista de tierra batida de La Cartuja, habrá que convenir en que las distintas etapas de dominio de uno y otro coincidieron con bajones del contrario que se reflejaban en el marcador.
A falta de un juego preciso, Nadal y Del Potro ofrecieron lo mejor de cada uno en lo que a sensaciones se refiere, a pundonor y a ganar de sacar adelante el partido, aunque fuera casi siempre más con el corazón que con la cabeza.
La disputa de ese importante y decisivo punto de la eliminatoria tuvo fases en las que todo hacía indicar que el argentino iba a forzar el quinto partido entre su compatriota David Nalbaldián y el número dos español, David Ferrer. Así fue en el primer set, tras el espejismo de una esperanzadora ruptura del servicio del de Tindal por el manacorí. Y así volvió a parecerlo cuando Del Potro rompió por cuarta vez el servicio de su rival en el primer juego de la segunda manga y se colocó, acto seguido, con una 40-0 con su saque. Pero reapareció Nadal.
El mallorquín empezó a irse arriba y mantuvo equilibrado ese set para anotárselo con autoridad en los dos últimos juegos. El tercero ya fue absolutamente del español, mientras que su rival parecía tocado de muerte y fallaba todo lo que antes le entraba. Con el comienzo del cuarto los optimistas quemaron sus naves y cuando el español colocó el 2-0 en el marcador pronosticaron que ya todo estaba hecho.
Pero en tenis, y más en Copa Davis, no se puede sacar pecho hasta que llega el final. Resucitó Del Potro y con continuas rupturas del servicio de uno y otro se llegó a un empate a cuatro juegos marcados por los errores más que por los aciertos. Cuando parecía que el argentino, otra vez mas entero, se iba a adjudicar la manga tras la ruptura del servicio del español, éste le devolvió la moneda con un empate a seis que obigaba a la peligrosa muerte súbita. Aquí, cuando más lo necesitaba, resurgió el de Manacor y se impuso con un contundente siete a cero que le daba el triunfo definitivo.
Es seguro que, en lo que a un tenis modélico y académico se refiere el de esta tarde no va a ser un encuentro para la historia. Sí en cambio lo será por la emoción, por las alternativas y por la pasión que su desarrollo despertó en la pista y en los millones de hogares que lo siguieron por televisión. En este aspecto, el Nadal-Del Potro será, sin ninguna posibilidad de duda, un partido para la historia, para recordar durante mucho tiempo.
Espero que, como sucedió con el más arriba citado Nadal-Federer de Wimbledon 2009, en los próximos días algún periódico nacional incluya entre sus promociones el deuvedé de este partido. Será una joya más para la videoteca de los que de verdad amamos el tenis.
La culpa, de los que vengan detrás
Leo en la primera página de su edición de hoy del diario de mayor tirada del país, poco sospechoso de ser proclive a la derecha, que son entre 25.000 y 40.000 los parados que han quedado últimamente sin cobertura médica, dato a propósito del cual el rotativo plantea en titulares la siguiente pregunta: ¿Pero la sanidad no es universal?
El mismo periódico, también en portada, en su ejemplar del pasado viernes, hace referencia destacada al "frenazo" en los avances de la mujer hacia la igualdad -banderín de enganche del PSOE durante las dos últimas legislaturas-. El dato, en este caso, pertenece a un estudio reciente del Consejo Económico y Social, que resalta que algunas desigualdades persisten en los mismos niveles que en su anterior estudio, de ocho años antes (los que, aproximadamente, ha dirigido los destinos del país el citado Partido Socialista).
Entre ambas noticias hemos recibido, esta ya en todas las primeras páginas de los diarios españoles, la de las espeluznantes cifras del desempleo del mes de noviembre, con ese récord de 4,42 millones de personas que, además de ser el reflejo de otros tantos dramas, pone por vez primera en riesgo el sistema de la Seguridad Social, sobre el que fuentes del Gobierno de la nación admiten que puede cerrar el año con déficit por vez primera desde 1998.
Son tres datos, tres malísimos datos, de los últimos días, pero que vienen a unirse a los que a diario nos ponen el corazón en un puño desde hace ya demasiado tiempo.
Si yo fuera uno de los responsables del Partido Popular con mando en Génova empezaría a recortar y archivar estas noticias porque en muchas ocasiones la tensión y los diferentes frentes de un relevo en el Ejecutivo conducen a olvidarse de estos antecedentes a la hora de afrontar las responsabilidades reales de cada cual en los problemas.
Dentro de no mucho más de un par de meses -seguro que eso de los cien días de gracia ya no se aplica en los tiempos que nos ha tocado vivir-, cuando el nuevo Gobierno haya empezado a dar sus primeros pasos, se desatarán sin lugar a dudas las arremetidas de la oposición de la izquierda, principalmente de los socialistas, para culpar a los nuevos responsables de la gestión de la crisis de todos los males de la misma. Como ocurre casi siempre en la disputa política, el recurso de los que empiezan a gobernar al lastre de la "herencia recibida" tendrá por respuesta que ese argumento no vale y que hagan lo imposible por cumplir con el reto, por titánico que sea, pues para eso han recibido el apoyo mayoritario de los españoles en las urnas.
Para el que tenga dudas sobre este marco político no hay más que recordarle lo que ha pasado desde la pasada primavera en ayuntamientos y comunidades autónomas, donde los que se fueron parecen haber hecho borrón y cuenta nueva de su gestión y atribuyen, con machaconería, a los que llegan todos los males que padecemos.
Sin entrar a valorar esa especie de requerimiento que ya se detecta en los perdedores de exigir responsabilidades a quienes todavía ni siquiera han tomado posesión de sus cargos; dejando al margen eso, digo, los triunfadores del 20-N tendrían que empezar a blindarse desde el primer momento y recordar a la ciudadanía que los datos económicos y sociales fatídicos de los últimos meses pertenecen al Gobierno que, en este momento, aunque en funciones, todavía es el de José Luis Rodríguez Zapatero y del Partido Socialista. Así podrán estar preparados para ese más que previsible "la culpa, de los que vienen detrás", que ya se adivina en un futuro muy próximo.
El mismo periódico, también en portada, en su ejemplar del pasado viernes, hace referencia destacada al "frenazo" en los avances de la mujer hacia la igualdad -banderín de enganche del PSOE durante las dos últimas legislaturas-. El dato, en este caso, pertenece a un estudio reciente del Consejo Económico y Social, que resalta que algunas desigualdades persisten en los mismos niveles que en su anterior estudio, de ocho años antes (los que, aproximadamente, ha dirigido los destinos del país el citado Partido Socialista).
Entre ambas noticias hemos recibido, esta ya en todas las primeras páginas de los diarios españoles, la de las espeluznantes cifras del desempleo del mes de noviembre, con ese récord de 4,42 millones de personas que, además de ser el reflejo de otros tantos dramas, pone por vez primera en riesgo el sistema de la Seguridad Social, sobre el que fuentes del Gobierno de la nación admiten que puede cerrar el año con déficit por vez primera desde 1998.
Son tres datos, tres malísimos datos, de los últimos días, pero que vienen a unirse a los que a diario nos ponen el corazón en un puño desde hace ya demasiado tiempo.
Si yo fuera uno de los responsables del Partido Popular con mando en Génova empezaría a recortar y archivar estas noticias porque en muchas ocasiones la tensión y los diferentes frentes de un relevo en el Ejecutivo conducen a olvidarse de estos antecedentes a la hora de afrontar las responsabilidades reales de cada cual en los problemas.
Dentro de no mucho más de un par de meses -seguro que eso de los cien días de gracia ya no se aplica en los tiempos que nos ha tocado vivir-, cuando el nuevo Gobierno haya empezado a dar sus primeros pasos, se desatarán sin lugar a dudas las arremetidas de la oposición de la izquierda, principalmente de los socialistas, para culpar a los nuevos responsables de la gestión de la crisis de todos los males de la misma. Como ocurre casi siempre en la disputa política, el recurso de los que empiezan a gobernar al lastre de la "herencia recibida" tendrá por respuesta que ese argumento no vale y que hagan lo imposible por cumplir con el reto, por titánico que sea, pues para eso han recibido el apoyo mayoritario de los españoles en las urnas.
Para el que tenga dudas sobre este marco político no hay más que recordarle lo que ha pasado desde la pasada primavera en ayuntamientos y comunidades autónomas, donde los que se fueron parecen haber hecho borrón y cuenta nueva de su gestión y atribuyen, con machaconería, a los que llegan todos los males que padecemos.
Sin entrar a valorar esa especie de requerimiento que ya se detecta en los perdedores de exigir responsabilidades a quienes todavía ni siquiera han tomado posesión de sus cargos; dejando al margen eso, digo, los triunfadores del 20-N tendrían que empezar a blindarse desde el primer momento y recordar a la ciudadanía que los datos económicos y sociales fatídicos de los últimos meses pertenecen al Gobierno que, en este momento, aunque en funciones, todavía es el de José Luis Rodríguez Zapatero y del Partido Socialista. Así podrán estar preparados para ese más que previsible "la culpa, de los que vienen detrás", que ya se adivina en un futuro muy próximo.
sábado, 3 de diciembre de 2011
¿Ministros asturianos?
Mientras el flamante triunfador de las elecciones de hace un par de semanas hace honor a su fama de 'gallego prudente', en los diferentes corrillos políticos, en los medios informativos y en cualquier clase de foro ciudadano que se precie se acumulan las quinielas con los nombres de presuntos aspirantes -unos con más papeletas que otros- a una cartera ministerial en el Gobierno que se constiturá en la segunda quincena de este mismo mes.
Al que suscribe le preocupa sobremanera que, al margen de su carácter especulativo, en todos esos rumores no aparezca ni por asomo un solo nombre asturiano. El PP de esta comunidad sacó pecho tras conocer los resultados del 20-N porque, a pesar de haber perdido un diputado, superaba ampliamente a Foro Asturias -cada cual toma la referencia que más le conviene- y en número de votos se situaba ligeramente por encima del Partido Socialista. Sin embargo, entre celebraciones y champán no hemos escuchado ni una sola vez la cita a uno de esos 'triunfadores' para sentarse a la vera del presidente Rajoy.
Es posible que los populares hagan suyo ahora aquel latiguillo de sus compañeros socialistas de que no es preciso contar con un ministro asturiano para que un Gobierno mire por Asturias. Craso error que, consignas partidistas aparte, la historia se ha encargado de poner en evidencia, unas veces para bien -con alguien de esta región en el Gabinete- y otras para mal -como con los infaustos Ejecutivos de Zapatero-. Además, los populares asturianos han hecho suya la reivindicación de esa plaza en el Consejo de Ministros durante estos últimos años como una necesidad para que el Principado vuelva a estar en el mapa de España. Claro que es posible que, conscientes de su debilidad y escaso peso específico en la calle de Génova, prefieran mirar para otro lado y se muestren dispuestos a renunciar a reivindicar algo que es más que probable que no estén en condiciones de alcanzar.
Al que suscribe le preocupa sobremanera que, al margen de su carácter especulativo, en todos esos rumores no aparezca ni por asomo un solo nombre asturiano. El PP de esta comunidad sacó pecho tras conocer los resultados del 20-N porque, a pesar de haber perdido un diputado, superaba ampliamente a Foro Asturias -cada cual toma la referencia que más le conviene- y en número de votos se situaba ligeramente por encima del Partido Socialista. Sin embargo, entre celebraciones y champán no hemos escuchado ni una sola vez la cita a uno de esos 'triunfadores' para sentarse a la vera del presidente Rajoy.
Es posible que los populares hagan suyo ahora aquel latiguillo de sus compañeros socialistas de que no es preciso contar con un ministro asturiano para que un Gobierno mire por Asturias. Craso error que, consignas partidistas aparte, la historia se ha encargado de poner en evidencia, unas veces para bien -con alguien de esta región en el Gabinete- y otras para mal -como con los infaustos Ejecutivos de Zapatero-. Además, los populares asturianos han hecho suya la reivindicación de esa plaza en el Consejo de Ministros durante estos últimos años como una necesidad para que el Principado vuelva a estar en el mapa de España. Claro que es posible que, conscientes de su debilidad y escaso peso específico en la calle de Génova, prefieran mirar para otro lado y se muestren dispuestos a renunciar a reivindicar algo que es más que probable que no estén en condiciones de alcanzar.
La excepción como norma
Tiene sobradas razones el presidente del Principado para quejarse por la deriva, que ha empezado a convertirse en norma, en la labor diaria de la Oposición -sí, con mayúsculas, porque nunca antes había existido una disparidad capaz de ponerse de acuerdo casi para cualquier cosa- a la que tiene que enfrentarse en el Parlamento su Gobierno.
Ya me referí en cierta ocasión a los peligros reales -aunque democráticamente legítimos- del recurso a la iniciativa legislativa de esa oposición variopinta y antinatura creada en Asturias tras las elecciones de mayo pasado. En aquella ocasión, el motivo eran los recortes del Ejecutivo de Cascos a los presupuestos para el presente ejercicio de la RTPA, argumento capaz de poner de acuerdo a las tres oposiciones -luego se vio que no es tan difícil- en una iniciativa tendente a recortar capacidad de gestión al Ejecutivo en todo lo que se refiere al sector público regional. Al margen del carácter atípico de aquel paso, el transcurso del tiempo ha demostrado que la 'excepcionalidad' de los hechos que aconsejaban el mismo se empieza a convertir en una norma, muchas veces mediante otras iniciativas no legislativas que ponen en entredicho la capacidad del Gobierno de Foro y, ahora, de nuevo, mediante el recurso a la iniciativa normativa del Parlamento.
Decía que tiene razones el presidente del Principado para quejarse de esta práctica que impide a su Ejecutivo cualquier opción de gobernar, mientras, en paralelo, ve con indignación como desde las diferentes bancadas 'enemigas' se le exige esa tarea de forma inmediata y se le achacan con reiteración actitudes de inacción y pasividad.
No sé si es correcto hablar de pinzas o no. Lo que si está empezando a quedar claro es que Cascos y su equipo se han colocado en la diana de populares, socialistas e Izquierda Unida. Parece evidente que el presidente asturiano no ha despertado ni despierta simpatías en las filas de cualquier partido político que no sea el suyo. Y es verdad que el veterano político se las suela ganar a pulso día a día. Sin embargo, lo que no es de recibo para Asturias es que cuestiones más personales que otra cosa -¿les suena esto?- permitan que nuestra comunidad se enfrente a una paralisis que, en la actual coyuntura, no puede tener más destino que el precipicio.
Asegura la Oposición en la Junta General que el Gobierno no gobierna. Pues bien, empiecen por dejarle hacerlo y, después, ponganle delante sus insuficiencias, sus fallos, su incapacidad. Y, si tan coincidentes están las tres oposiciones en que este Ejecutivo no vale, como ya se les ha recordado en numerosas ocasiones, que hagan confluir su afinidad en este tema en una moción de censura, auténtica vía democrática para poner las cosas en su sitio.
Todo parece apuntar a que el verdadero objetivo de la Oposición es forzar al presidente asturiano, atrapado en su endeble minoría, a convocar elecciones anticipadas. Claro que, al margen de intereses partidistas, es posible que esta secreta aspiración tenga efecto boomerang para sus promotores. Por un lado, se me antoja difícil explicar a los asturianos que en menos de un año tienen que ir tres veces a las urnas, especialmente en el marco económico en el que nos encontramos. Por otro, dado el pobre discurso político de esta región, también va a ser complicado enmascarar bajo la culpa de uno sólo la confluencia antinatura de acciones orientadas en un único sentido de ideologías tan dispares.
Reforzarse en una interpretación sesgada de los resultados del 20-N, y pensar que éste es el momento para quitarse a Cascos de enmedio, puede ser un tiro que les salga por la culata y refuerce al presidente del Principado y a su partido.
Ya me referí en cierta ocasión a los peligros reales -aunque democráticamente legítimos- del recurso a la iniciativa legislativa de esa oposición variopinta y antinatura creada en Asturias tras las elecciones de mayo pasado. En aquella ocasión, el motivo eran los recortes del Ejecutivo de Cascos a los presupuestos para el presente ejercicio de la RTPA, argumento capaz de poner de acuerdo a las tres oposiciones -luego se vio que no es tan difícil- en una iniciativa tendente a recortar capacidad de gestión al Ejecutivo en todo lo que se refiere al sector público regional. Al margen del carácter atípico de aquel paso, el transcurso del tiempo ha demostrado que la 'excepcionalidad' de los hechos que aconsejaban el mismo se empieza a convertir en una norma, muchas veces mediante otras iniciativas no legislativas que ponen en entredicho la capacidad del Gobierno de Foro y, ahora, de nuevo, mediante el recurso a la iniciativa normativa del Parlamento.
Decía que tiene razones el presidente del Principado para quejarse de esta práctica que impide a su Ejecutivo cualquier opción de gobernar, mientras, en paralelo, ve con indignación como desde las diferentes bancadas 'enemigas' se le exige esa tarea de forma inmediata y se le achacan con reiteración actitudes de inacción y pasividad.
No sé si es correcto hablar de pinzas o no. Lo que si está empezando a quedar claro es que Cascos y su equipo se han colocado en la diana de populares, socialistas e Izquierda Unida. Parece evidente que el presidente asturiano no ha despertado ni despierta simpatías en las filas de cualquier partido político que no sea el suyo. Y es verdad que el veterano político se las suela ganar a pulso día a día. Sin embargo, lo que no es de recibo para Asturias es que cuestiones más personales que otra cosa -¿les suena esto?- permitan que nuestra comunidad se enfrente a una paralisis que, en la actual coyuntura, no puede tener más destino que el precipicio.
Asegura la Oposición en la Junta General que el Gobierno no gobierna. Pues bien, empiecen por dejarle hacerlo y, después, ponganle delante sus insuficiencias, sus fallos, su incapacidad. Y, si tan coincidentes están las tres oposiciones en que este Ejecutivo no vale, como ya se les ha recordado en numerosas ocasiones, que hagan confluir su afinidad en este tema en una moción de censura, auténtica vía democrática para poner las cosas en su sitio.
Todo parece apuntar a que el verdadero objetivo de la Oposición es forzar al presidente asturiano, atrapado en su endeble minoría, a convocar elecciones anticipadas. Claro que, al margen de intereses partidistas, es posible que esta secreta aspiración tenga efecto boomerang para sus promotores. Por un lado, se me antoja difícil explicar a los asturianos que en menos de un año tienen que ir tres veces a las urnas, especialmente en el marco económico en el que nos encontramos. Por otro, dado el pobre discurso político de esta región, también va a ser complicado enmascarar bajo la culpa de uno sólo la confluencia antinatura de acciones orientadas en un único sentido de ideologías tan dispares.
Reforzarse en una interpretación sesgada de los resultados del 20-N, y pensar que éste es el momento para quitarse a Cascos de enmedio, puede ser un tiro que les salga por la culata y refuerce al presidente del Principado y a su partido.
domingo, 27 de noviembre de 2011
Un toque de sensatez
Las declaraciones de Mercedes Fernández en la entrevista que hoy publica 'El Comercio' suponen la introducción de un punto de sensatez en la encarnizada batalla que a lo largo del presente año enfrenta al centroderecha asturiano. Desde que Cascos afrontará su arriesgada aventura en solitario, pasando por su ascenso y éxito electoral de mayo, hasta la nueva confrontación en las urnas de este mismo mes para renovar la Administración del Estado, populares y foristas se han embarcado en una lucha fratricida que, entre mutuas acusaciones de responsabilidad, tiene al Principado sumido en un túnel del que nadie se atreve a vislumbrar su fin.
Mientras los de Foro acusan a sus 'hermanos de sangre' de entorpecer cualquier posible acción de gobierno y de alentar secretas operaciones contranatura con la izquierda para poner en marcha una moción de censura, los del PP se muestran especialmente intolerantes con todo lo que provenga del actual Ejecutivo hasta el extremo de aparecer en muchas ocasiones como si del principal grupo de la oposición se tratase. Todo ello -es cierto- instigado por esos dos gallos de pelea en el corral asturiano en que se han transformado a la primera que se topan Francisco Álvarez-Cascos y Gabino de Lorenzo, todavía ahora líder absoluto del partido de Rajoy en la comunidad frente a esa sombra virtual en que se ha convertido quien aún es el presidente, Ovidio Sánchez (es curioso que en el PSOE esté ocurriendo algo similar con Javier Fernández, aunque sobre este no nos consta que haya otra persona manejando los hilos de la organización).
Por eso las palabras de una Mercedes Fernández en la cima del triunfo tras los resultados del 20-N, ajenas a la insensatez de algunos de sus compañeros, vienen a poner un toque de esperanza en la ciudadanía. Ni una moción de censura ni elecciones anticipadas, avisa claramente, a la vez que aboga por un entendimiento entre las dos fuerzas políticas del centroderecha que debería tener su primer hito en los presupuestos para 2012, la auténtica herramienta válida para hacer política de verdad. Todo abierto y sin maximalismos, incluida la opción de apoyar al Ejecutivo sin necesidad de formar parte del mismo, que fue uno de los caballos de batalla en la fallida negociación del pasado verano. De alguna manera, la cuidada y profesional entrevista conducida por mi buen compañero Andrés Suárez dice mucho más de lo que explícitamente expresa y despeja muchas dudas de los caminos por los que debería transitar el PP asturiano a partir de ahora, un camino que pasa por un progresivo relevo de sus actuales dirigentes en un proceso que culminará antes del próximo verano con un congreso regional. Para entonces, la diputada electa de los populares ya estará en condiciones de ser más explícita sobre su inmediato futuro al margen del escaño madrileño. Podrá asumir entonces el papel que todo el mundo le atribuye ya y que no es otro que dirigir los destinos de su partido en Asturias, un objetivo que entra dentro de los planes 'menores' -tiene otros de mayor envergadura- de Mariano Rajoy.
'Cherines' parece haber asumido, dentro de los cauces de su obligada discreción, ese papel de recomposición de los populares en la comunidad y, si antes algunos de sus compañeros no lo revientan, el logro del pacto que permita un Gobierno estable orientado hacia una salida de futuro para Asturias.
Eso sí, como bien recuerda también en sus declaraciones la diputada, en esta partida el principal paso debe darlo Foro y su líder omnímodo. Y ello pasa por dejarse de hablar de mano tendida mientras en la otra se esconde un arma blanca, actitud que no es precisamente la vía más recomendable para alcanzar el escenario que todos deseamos.
Mientras los de Foro acusan a sus 'hermanos de sangre' de entorpecer cualquier posible acción de gobierno y de alentar secretas operaciones contranatura con la izquierda para poner en marcha una moción de censura, los del PP se muestran especialmente intolerantes con todo lo que provenga del actual Ejecutivo hasta el extremo de aparecer en muchas ocasiones como si del principal grupo de la oposición se tratase. Todo ello -es cierto- instigado por esos dos gallos de pelea en el corral asturiano en que se han transformado a la primera que se topan Francisco Álvarez-Cascos y Gabino de Lorenzo, todavía ahora líder absoluto del partido de Rajoy en la comunidad frente a esa sombra virtual en que se ha convertido quien aún es el presidente, Ovidio Sánchez (es curioso que en el PSOE esté ocurriendo algo similar con Javier Fernández, aunque sobre este no nos consta que haya otra persona manejando los hilos de la organización).
Por eso las palabras de una Mercedes Fernández en la cima del triunfo tras los resultados del 20-N, ajenas a la insensatez de algunos de sus compañeros, vienen a poner un toque de esperanza en la ciudadanía. Ni una moción de censura ni elecciones anticipadas, avisa claramente, a la vez que aboga por un entendimiento entre las dos fuerzas políticas del centroderecha que debería tener su primer hito en los presupuestos para 2012, la auténtica herramienta válida para hacer política de verdad. Todo abierto y sin maximalismos, incluida la opción de apoyar al Ejecutivo sin necesidad de formar parte del mismo, que fue uno de los caballos de batalla en la fallida negociación del pasado verano. De alguna manera, la cuidada y profesional entrevista conducida por mi buen compañero Andrés Suárez dice mucho más de lo que explícitamente expresa y despeja muchas dudas de los caminos por los que debería transitar el PP asturiano a partir de ahora, un camino que pasa por un progresivo relevo de sus actuales dirigentes en un proceso que culminará antes del próximo verano con un congreso regional. Para entonces, la diputada electa de los populares ya estará en condiciones de ser más explícita sobre su inmediato futuro al margen del escaño madrileño. Podrá asumir entonces el papel que todo el mundo le atribuye ya y que no es otro que dirigir los destinos de su partido en Asturias, un objetivo que entra dentro de los planes 'menores' -tiene otros de mayor envergadura- de Mariano Rajoy.
'Cherines' parece haber asumido, dentro de los cauces de su obligada discreción, ese papel de recomposición de los populares en la comunidad y, si antes algunos de sus compañeros no lo revientan, el logro del pacto que permita un Gobierno estable orientado hacia una salida de futuro para Asturias.
Eso sí, como bien recuerda también en sus declaraciones la diputada, en esta partida el principal paso debe darlo Foro y su líder omnímodo. Y ello pasa por dejarse de hablar de mano tendida mientras en la otra se esconde un arma blanca, actitud que no es precisamente la vía más recomendable para alcanzar el escenario que todos deseamos.
jueves, 24 de noviembre de 2011
Riña de gallos
Parece evidente que sobre los asturianos ha caído una maldición con la clase política que nos ha tocado. Si durante más de una década hemos visto repetirse una convocatoria tras otra las mismas caras en los mismos lugares, en un reparto de roles que parecía haberse eternizado cual si de un montaje teatral de éxito se tratara, el cambio del mapa político experimentado en mayo pasado podría hacer pensar que nuestras penurias institucionales estaban en fase de corrección y un atisbo de esperanza aparecía en el horizonte.
Sin embargo, aunque con distintos actores y diferente guión principal, el futuro se nos sigue presentando oscuro y las perspectivas de una normalidad dentro de las lindes democráticas vuelve a revelarse utópica.
No puede interpretarse de otra forma el hecho de que, tras casi seis meses, la paralización de la actividad política en el Principado siga mostrándose como un fatal sino a los asturianos. Y no se debe, no, de las dificultades de una interminable situación de crisis económica, que también, sino a unos partidos y a sus dirigentes que, cada uno por su lado, mantienen una guerra de personalismos insoportable en la que el único resultado práctico para la ciudadanía es un vacío absoluto que se adorna malamente con múltiples declaraciones de todas las partes "en conflicto".
No es de recibo que, después de los necesarios asentamientos de gobierno y oposición, desde las trincheras de uno y otra se sigan arrojando toda clase de materiales abrasivos por ver "quien la tiene más grande" en su egocéntrica batalla de autoafirmación. Ni siquiera los resultados nacionales del pasado domingo, que han dado entrada a una inusual cortesía de los dos grandes partidos, del que se va y del que llega, han servido para modificar las ansias de morder de estos gallos de pelea que nos han salido cual sarpullido institucional. Esos resultados deberían haber servido -muchos lo llegamos a creer- para replantear esa guerra sin cuartel de protagonismos y llevar las aguas al cauce de una sosegada actividad política en la que se imponga la razón de la confluencia de objetivos para el objetivo de sacar esto adelante.
Pero no es así. En unas pocas horas, tras la efímera bandera blanca de una vuelta a los orígenes que nunca se debieron abandonar, los gallos han vuelto a mostrar sus espolones y la amenaza de la paralisis de los últimos meses vuelve a planear de forma contundente sobre Asturias. Unos y otros se arrojan a la cara sus miserias en una especie de rencilla infantil presidida por el "y tú más". Ni unos deberían abonarse a una arrogancia que las urnas han descalificado ni los otros creerse que los aceptables resultados del 20-N son propios. Ni lo uno ni lo otro. Y si no se dan cuenta deberían ser los asturianos los que se lo recordasen. La jornada electoral del domingo ya pasó y ahora volvemos a la normalidad, a lo de casa. Y aquí sigue habiendo una asignatura pendiente que, por el momento, ninguno de los protagonistas quiere reconocer.
He eludido intencionadamente poner en este comentario nombres y apellidos, pero seguro que no hace falta ir a estudiar a Salamanca para situar correctamente a los aludidos. O al menos eso espero.
Sin embargo, aunque con distintos actores y diferente guión principal, el futuro se nos sigue presentando oscuro y las perspectivas de una normalidad dentro de las lindes democráticas vuelve a revelarse utópica.
No puede interpretarse de otra forma el hecho de que, tras casi seis meses, la paralización de la actividad política en el Principado siga mostrándose como un fatal sino a los asturianos. Y no se debe, no, de las dificultades de una interminable situación de crisis económica, que también, sino a unos partidos y a sus dirigentes que, cada uno por su lado, mantienen una guerra de personalismos insoportable en la que el único resultado práctico para la ciudadanía es un vacío absoluto que se adorna malamente con múltiples declaraciones de todas las partes "en conflicto".
No es de recibo que, después de los necesarios asentamientos de gobierno y oposición, desde las trincheras de uno y otra se sigan arrojando toda clase de materiales abrasivos por ver "quien la tiene más grande" en su egocéntrica batalla de autoafirmación. Ni siquiera los resultados nacionales del pasado domingo, que han dado entrada a una inusual cortesía de los dos grandes partidos, del que se va y del que llega, han servido para modificar las ansias de morder de estos gallos de pelea que nos han salido cual sarpullido institucional. Esos resultados deberían haber servido -muchos lo llegamos a creer- para replantear esa guerra sin cuartel de protagonismos y llevar las aguas al cauce de una sosegada actividad política en la que se imponga la razón de la confluencia de objetivos para el objetivo de sacar esto adelante.
Pero no es así. En unas pocas horas, tras la efímera bandera blanca de una vuelta a los orígenes que nunca se debieron abandonar, los gallos han vuelto a mostrar sus espolones y la amenaza de la paralisis de los últimos meses vuelve a planear de forma contundente sobre Asturias. Unos y otros se arrojan a la cara sus miserias en una especie de rencilla infantil presidida por el "y tú más". Ni unos deberían abonarse a una arrogancia que las urnas han descalificado ni los otros creerse que los aceptables resultados del 20-N son propios. Ni lo uno ni lo otro. Y si no se dan cuenta deberían ser los asturianos los que se lo recordasen. La jornada electoral del domingo ya pasó y ahora volvemos a la normalidad, a lo de casa. Y aquí sigue habiendo una asignatura pendiente que, por el momento, ninguno de los protagonistas quiere reconocer.
He eludido intencionadamente poner en este comentario nombres y apellidos, pero seguro que no hace falta ir a estudiar a Salamanca para situar correctamente a los aludidos. O al menos eso espero.
domingo, 13 de noviembre de 2011
Guardianes de la ley y el orden
Horas después de haber leído la información -la más seguida ayer en 'El Comercio'- todavía no he conseguido cerrar la boca, desencajada por el asombro: Un agente de la Policía Local de Gijón multó hace días con noventa euros a una pareja de jóvenes que cruzaron por un paso de peatones señalizado con semáforo cuando éste se encontraba con la señal roja para los viandantes; eso sí, sin que tal infracción pusiera en peligro la vida o la seguridad de automovilista alguno -nadie circulaba por la vía en ese momento- o de los infractores.
Primero te piensas que se trata de una broma, o cuando menos de una de esas anécdotas rocambolescas que rellenan huecos en los rotativos de todo el mundo, hasta que alguien te recuerda que hay una normativa que permite, amén de la autoridad con la que están investidos los agentes municipales, imponer ese tipo de sanciones.
Quiero creer que los hechos responden más bien a una interpretación personal del agente en cuestión y no a una orden de sus más directos superiores o del Consistorio Municipal. Lo contrario sería aún más preocupante que tal desaprovechamiento de unas energías dignas de más importantes actuaciones. Que las hay, y muchas.
Normativas al margen, me parece que, sin conocer al personaje, los hechos dicen mucho del citado agente policial y de su interpretación personal de la función encomendada de hacer respetar la ley y el orden. ¡Pues no hay nada que hacer en las calles de Gijón para dedicar el tiempo a aplicar con una rigidez absurda supuestas directrices de tráfico!
Al aplicado agente le recomendaría que, ya puestos en faena, se tomará el mismo interés en vigilar tantos y tantos pasos similares en los que los peatones se juegan la vida -nos la jugamos a diario- pasando en verde cuando muchos vehículos acceden a ese lugar de una calle adyacente y se encuentran con la señal ámbar, que obviamente muchos no respetan. También le sugeriría que se apostará en un sinfín de vías rápidas que se convierten en ratoneras cuando de sus tres carriles de circulación dos están invadidos por numerosos vehículos en doble fila (Si alguien lo necesita se pueden dar nombres, aunque ya estarán en la mente de todos). Una más, las carreras ciclistas en que se convierten numerosas aceras de anchura notable - y otras no tanto- a pleno día y con aglomeraciones de gente de a pie. ¿Quiere más?
En este punto, me autoinculpo de cruzar con frecuencia las calles con los semáforos en rojo, aunque, naturalmente, cuando no veo en lontananza vehículo alguno y la acción no representa peligro alguno para mi persona. Y no sólo eso, sino que pienso seguir haciéndolo, por si ese o cualquier otro émulo del típico policía 'heróico' de película norteamericana quiere perseguirme hasta hacerme pagar en forma de sanción económica por mi incivismo.
Primero te piensas que se trata de una broma, o cuando menos de una de esas anécdotas rocambolescas que rellenan huecos en los rotativos de todo el mundo, hasta que alguien te recuerda que hay una normativa que permite, amén de la autoridad con la que están investidos los agentes municipales, imponer ese tipo de sanciones.
Quiero creer que los hechos responden más bien a una interpretación personal del agente en cuestión y no a una orden de sus más directos superiores o del Consistorio Municipal. Lo contrario sería aún más preocupante que tal desaprovechamiento de unas energías dignas de más importantes actuaciones. Que las hay, y muchas.
Normativas al margen, me parece que, sin conocer al personaje, los hechos dicen mucho del citado agente policial y de su interpretación personal de la función encomendada de hacer respetar la ley y el orden. ¡Pues no hay nada que hacer en las calles de Gijón para dedicar el tiempo a aplicar con una rigidez absurda supuestas directrices de tráfico!
Al aplicado agente le recomendaría que, ya puestos en faena, se tomará el mismo interés en vigilar tantos y tantos pasos similares en los que los peatones se juegan la vida -nos la jugamos a diario- pasando en verde cuando muchos vehículos acceden a ese lugar de una calle adyacente y se encuentran con la señal ámbar, que obviamente muchos no respetan. También le sugeriría que se apostará en un sinfín de vías rápidas que se convierten en ratoneras cuando de sus tres carriles de circulación dos están invadidos por numerosos vehículos en doble fila (Si alguien lo necesita se pueden dar nombres, aunque ya estarán en la mente de todos). Una más, las carreras ciclistas en que se convierten numerosas aceras de anchura notable - y otras no tanto- a pleno día y con aglomeraciones de gente de a pie. ¿Quiere más?
En este punto, me autoinculpo de cruzar con frecuencia las calles con los semáforos en rojo, aunque, naturalmente, cuando no veo en lontananza vehículo alguno y la acción no representa peligro alguno para mi persona. Y no sólo eso, sino que pienso seguir haciéndolo, por si ese o cualquier otro émulo del típico policía 'heróico' de película norteamericana quiere perseguirme hasta hacerme pagar en forma de sanción económica por mi incivismo.
Insulto a la inteligencia
Me había propuesto someterme a un corto periodo de abstinencia durante la duración de la interminable campaña electoral que acaba de pasar su ecuador oficial. La razón, el absurdo parloteo de los dos partidos mayoritarios que han afrontado este último periodo antes de la hora de la verdad con un par de ejes argumentales tan endebles como los propios líderes que los sustentan. Ni siquiera ese "gran debate único" entre Rajoy y Rubalcaba sirvió nada más que para animar a las huestes propias y dejar más que indiferentes a los que ya lo estaban antes, convirtiéndose, en suma, en una gran 'bluf' mediático.
Tras lo que parecía ser un punto de inflexión en la campaña, cada mochuelo volvió a su olivo y uno y otro, seguidos por sus corifeos de cámara en las diferentes provincias, han retornado a los tópicos que presiden la que podría ser, si cada cuatro años no tuviéramos que afirmar lo mismo, la peor campaña política de la democracia.
No me voy a perder, pues, en reiterar la falta de credibilidad de quien quiere poner un velo a todo " lo que ha hecho" y pretende representar a un 'nuevo socialismo', ni en la ambigüedad comodona del que se ha sentado en la orilla del mar para recoger pausadamente los peces que las olas le van arrojando con generosidad.
Se me dira, y es cierto, que existen otros opciones, pero no son de este mundo. Desgraciadamente. Resulta fácil simpatizar con los minoritarios cuando no tienen ninguna opción de gobernar. Puede parecer que me he decantado por el odioso voto útil. Y no es así. Pero también es verdad que no soy partidario del inútil.
El refrendo de mi voluntaria ausencia de esta absurda etapa mediática, en la que los millones de euros de un país depauperado se gastan en jets privados para los dos candidatos mayoritarios, en caravanas y alquileres de espacios para convencidos, en vallas y anuncios rancios presididos por el 'foto-shop', eslóganes y lugares comunes que se nos atragantan, como las soluciones inviables que nos plantean, el refrendo -digo- lo ponen hoy las últimas encuestas legales de la campaña, que no hacen sino ratificar unánimente (la excepción es ese infumable panfleto salvavidas en que se ha convertido 'Público') que el pescado está ya todo vendido y que los famosos "indecisos" son una leyenda urbana.
Desde esta modesta tribuna tengo que decir que la frase más razonable que he escuchado en esta impresentable campaña la pronunció ayer, en Gijón, el candidato de Izquierda Unida por Asturias, Gaspar Llamazares, al asegurar que los discursos de socialistas y populares con un insulto a la inteligencia. Es una verdad como un templo, aunque, en cierto modo, seguramente habría que añadir los de otras formaciones políticas, incluida la del que la pronunció.
Tras lo que parecía ser un punto de inflexión en la campaña, cada mochuelo volvió a su olivo y uno y otro, seguidos por sus corifeos de cámara en las diferentes provincias, han retornado a los tópicos que presiden la que podría ser, si cada cuatro años no tuviéramos que afirmar lo mismo, la peor campaña política de la democracia.
No me voy a perder, pues, en reiterar la falta de credibilidad de quien quiere poner un velo a todo " lo que ha hecho" y pretende representar a un 'nuevo socialismo', ni en la ambigüedad comodona del que se ha sentado en la orilla del mar para recoger pausadamente los peces que las olas le van arrojando con generosidad.
Se me dira, y es cierto, que existen otros opciones, pero no son de este mundo. Desgraciadamente. Resulta fácil simpatizar con los minoritarios cuando no tienen ninguna opción de gobernar. Puede parecer que me he decantado por el odioso voto útil. Y no es así. Pero también es verdad que no soy partidario del inútil.
El refrendo de mi voluntaria ausencia de esta absurda etapa mediática, en la que los millones de euros de un país depauperado se gastan en jets privados para los dos candidatos mayoritarios, en caravanas y alquileres de espacios para convencidos, en vallas y anuncios rancios presididos por el 'foto-shop', eslóganes y lugares comunes que se nos atragantan, como las soluciones inviables que nos plantean, el refrendo -digo- lo ponen hoy las últimas encuestas legales de la campaña, que no hacen sino ratificar unánimente (la excepción es ese infumable panfleto salvavidas en que se ha convertido 'Público') que el pescado está ya todo vendido y que los famosos "indecisos" son una leyenda urbana.
Desde esta modesta tribuna tengo que decir que la frase más razonable que he escuchado en esta impresentable campaña la pronunció ayer, en Gijón, el candidato de Izquierda Unida por Asturias, Gaspar Llamazares, al asegurar que los discursos de socialistas y populares con un insulto a la inteligencia. Es una verdad como un templo, aunque, en cierto modo, seguramente habría que añadir los de otras formaciones políticas, incluida la del que la pronunció.
viernes, 28 de octubre de 2011
Indignados e indignantes
Desde que el pasado 15 de marzo millares de personas en toda España consolidaron en la calle su cabreo hacia la clase política y hacia otros estamentos de la sociedad responsables directos de la agobiante situación en la que nos encontramos, han sido prácticamente todos los representantes de partidos grandes y pequeños los que se han apropiado vergonzosamente de su voz arrogándose la representación de los indignados. Todavía a día de hoy, estando como estamos en plena campaña electoral, los líderes y adláteres de esas fuerzas políticas siguen reclamando para su lado la titularidad de del 15-M.
Esta actitud resulta mucho más molesta todavía si se tiene en cuenta que esas mismas personas manifiestan verbalmente cada día su adhesión a los principios del movimiento ciudadano mientras, por otro lado, sus hechos desmienten radicalmente tal representación. El último hito de esta manifiesta hipocresía fue la decisión tomada ayer mismo por la Diputación Permanente del Congreso de los Diputados de gastarse 498.000 euros en 400 iPad para los futuros parlamentarios que representarán en la Cámara a los españoles (¿...?) a partir del día 20 de noviembre próximo. Las tabletas sustituirán a los 'viejos' portatiles de los que disponen cada uno de los diputados en un afán de darles las máximas facilidades para 'servir' a los ciudadanos. Vamos, un regalo "necesario" para el cumplimiento con la 'res publica'.
Noticias como ésta no hacen sino alimentar el fuego y la ira que anidan en el corazón de millones de paisanos. Dispendios como el mencionado invitan a recomendarles a sus señorías que rechacen el regalo 'envenenado' y con esos magníficos sueldos que perciben, si tan necesarios son esos aparatos para su labor, se los compren personalmente, que para eso cobran. Y en última instancia existen entidades financieras que se lo regalarán con la única condición de domiciliar su nómina, lo mismo que a cualquier hijo de vecino.
Parece obvio que tal cantidad de euros resulta insignificante frente a las tremendas necesidades que afronta la economía nacional, pero tampoco cabe duda que hacer esta clase de ostentaciones en épocas de vacas flacas resulta realmente indignante. El conflicto se agrava si se tiene en cuenta que los grandes partidos políticos, los mismos que tomaron ayer el citado acuerdo, llevan semanas gastando a manos llenas en una encubierta campaña electoral que, al menos legalmente, no ha empezado. Claro que lo único que se les exige es que no pidan todavía el voto. Lo demás está todo permitido.
En fin que ya a nadie pueden engañar los que predican desde el púlpito de sus poltronas la comprensión hacia los cabreados y no solamente se niegan a rebajarse ni uno solo de sus cuantiosos privilegios, sino que hacen alarde de un impúdico sentido del derroche. O, dicho de otra manera, que no pueden ser la voz de los indignados aquellos que, lejos de arrepentise de sus vicios incontrolados, los alimentan copiosamente y hacen alarde de ellos: los causantes de la indignación, los indignantes, no pueden ser jamás, de ninguna manera, la voz de los indignados. Sería un contrasentido absurdo.
Esta actitud resulta mucho más molesta todavía si se tiene en cuenta que esas mismas personas manifiestan verbalmente cada día su adhesión a los principios del movimiento ciudadano mientras, por otro lado, sus hechos desmienten radicalmente tal representación. El último hito de esta manifiesta hipocresía fue la decisión tomada ayer mismo por la Diputación Permanente del Congreso de los Diputados de gastarse 498.000 euros en 400 iPad para los futuros parlamentarios que representarán en la Cámara a los españoles (¿...?) a partir del día 20 de noviembre próximo. Las tabletas sustituirán a los 'viejos' portatiles de los que disponen cada uno de los diputados en un afán de darles las máximas facilidades para 'servir' a los ciudadanos. Vamos, un regalo "necesario" para el cumplimiento con la 'res publica'.
Noticias como ésta no hacen sino alimentar el fuego y la ira que anidan en el corazón de millones de paisanos. Dispendios como el mencionado invitan a recomendarles a sus señorías que rechacen el regalo 'envenenado' y con esos magníficos sueldos que perciben, si tan necesarios son esos aparatos para su labor, se los compren personalmente, que para eso cobran. Y en última instancia existen entidades financieras que se lo regalarán con la única condición de domiciliar su nómina, lo mismo que a cualquier hijo de vecino.
Parece obvio que tal cantidad de euros resulta insignificante frente a las tremendas necesidades que afronta la economía nacional, pero tampoco cabe duda que hacer esta clase de ostentaciones en épocas de vacas flacas resulta realmente indignante. El conflicto se agrava si se tiene en cuenta que los grandes partidos políticos, los mismos que tomaron ayer el citado acuerdo, llevan semanas gastando a manos llenas en una encubierta campaña electoral que, al menos legalmente, no ha empezado. Claro que lo único que se les exige es que no pidan todavía el voto. Lo demás está todo permitido.
En fin que ya a nadie pueden engañar los que predican desde el púlpito de sus poltronas la comprensión hacia los cabreados y no solamente se niegan a rebajarse ni uno solo de sus cuantiosos privilegios, sino que hacen alarde de un impúdico sentido del derroche. O, dicho de otra manera, que no pueden ser la voz de los indignados aquellos que, lejos de arrepentise de sus vicios incontrolados, los alimentan copiosamente y hacen alarde de ellos: los causantes de la indignación, los indignantes, no pueden ser jamás, de ninguna manera, la voz de los indignados. Sería un contrasentido absurdo.
lunes, 24 de octubre de 2011
Golpe de estado democrático
Era algo que se veía venir. Tan sólo fue cuestión de tiempo. Un Gobierno con los apoyos parlamentarios que tiene el de Francisco Álvarez-Cascos y con las inquinas personales que despierta en "los de enfrente" y en "los de al lado" tenía que verse en la situación en la que en estos momentos se encuentra más pronto que tarde. Y, muy especialmente, ahora que, aunque no oficialmente, estamos en plena campaña y el enemigo a batir es Foro Asturias y, de forma muy singular, su presidente.
No por esperado resulta menos curioso, de todas formas, ver hoy embarcados en la misma empresa, animados por un objetivo común, a Fernando Lastra (PSOE), Isabel Pérez Espinosa (PP) y Jesús Iglesias (IU) dispuestos, cual si de una alianza contra el terrorismo se tratara, a salvar la patria astur de la dictadura del casquismo. Algunos han visto en la actual situación una ocasión de oro para tirarse al cuello del enemigo y las palabras democracia, separación de poderes o excepcionalidad (¿estado de excepción?) se acumulan en sus bocan en esa especie de ejército de salvación que ha tenido la virtud de unir a aquellos que en muchísimos años han sido incapaces de ponerse de acuerdo en las cuestiones más elementales y de sentido común.
Sus argumentos, objetivamente, pueden ser intachables y las palabras lo corroboran. Sin embargo, la TPA, o el sector público regional, son en este caso una mera excusa para llegar al "agrupémonos todos" en que se ha convertido esta batalla de netos tintes electoralistas. Sorprende, muy especialmente, ver a la portavoz de los populares enrolada en el 'barco pirata' dispuesta a participar activamente en el abordaje; esa, la representante del partido que se opuso en su momento a la creación de la radio y televisión autonómicas y que se mantuvo un año, para expresar ese rechazo, negándose a ocupar sus puestos en el consejo de administración del ente. ¿Estará Rajoy informado de esta maniobra? De ser así, ¿de verdad se cree que su partido será beneficiario de tal estrategia? Lo cierto es que la unión contra natura que se ha ido fraguando no tendrá con toda seguridad otro beneficiario en las urnas que el propio Cascos. Y si no al tiempo.
De salir adelante, como es de prever, la proposición de ley presentada por PSOE, PP e IU la situación que se va a crear será inédita en la historia de nuestra autonomía. De alguna forma, se puede decir que los asturianos vamos a contar, desde ya, con un Gobierno tutelado, entendiendo por tal, un ejecutivo sin capacidad para actuar, con las manos atadas, incapaz de llevar adelante las políticas con las que se comprometieron ante los asturianos el pasado mes de mayo. De alguna forma, dada la gravedad institucional de la situación, podría decirse que estamos ante una forma de golpe de estado; democrático, eso sí, pero golpe de estado a fin de cuentas, algo con lo que ideológicamente nadie puede estar de acuerdo.
Si, efectivamente, Cascos y su equipo se han pasado y están poniendo en riesgo la situación y el futuro de Asturias, es responsabilidad de los tres partidos de la oposición plantear la vía adecuada para resolver el problema. Y esa vía no puede ser otra que la de la moción de censura. Si el escenario es de excepcionalidad y tan grave como plantean los tres grupos, las leyes les ofrecen esa herramienta para devolver las cosas a su sitio. Claro que eso implica ponerse de acuerdo en un candidato y en un programa para sacar a Foro del Gobierno del Principado, y eso es algo que, al menos a dos de los tres, no les interesa para nada, y mucho menos en este preciso momento.
Por cierto, resultan llamativas las palabras de algunos de los promotores de la iniciativa conjunta de la oposición que asignan a la misma el camino para obligar al Ejecutivo a respetar las mayorías. A algunos de ellos les invitaría a repasar los diarios de sesiones de las legislaturas que presidieron don Vicente Álvarez Areces, don Pedro de Silva, don Juan Luis Rodríguez-Vigil o don Sergio Marqués sin una mayoría parlamentaria. Encontrarán montones de mociones, proposiciones y toda clase de iniciativas en las que el Parlamento exigió a aquellos mandatarios y a sus gobiernos el cumplimiento de la voz mayoritaria de la Cámara. Y ya fuera de dicho diario oficial, las prácticamente mismas veces que los respectivos se pasaron esa voz por los cataplines. Eso sí, sin que nadie se molestase en salvar a la patria.
No por esperado resulta menos curioso, de todas formas, ver hoy embarcados en la misma empresa, animados por un objetivo común, a Fernando Lastra (PSOE), Isabel Pérez Espinosa (PP) y Jesús Iglesias (IU) dispuestos, cual si de una alianza contra el terrorismo se tratara, a salvar la patria astur de la dictadura del casquismo. Algunos han visto en la actual situación una ocasión de oro para tirarse al cuello del enemigo y las palabras democracia, separación de poderes o excepcionalidad (¿estado de excepción?) se acumulan en sus bocan en esa especie de ejército de salvación que ha tenido la virtud de unir a aquellos que en muchísimos años han sido incapaces de ponerse de acuerdo en las cuestiones más elementales y de sentido común.
Sus argumentos, objetivamente, pueden ser intachables y las palabras lo corroboran. Sin embargo, la TPA, o el sector público regional, son en este caso una mera excusa para llegar al "agrupémonos todos" en que se ha convertido esta batalla de netos tintes electoralistas. Sorprende, muy especialmente, ver a la portavoz de los populares enrolada en el 'barco pirata' dispuesta a participar activamente en el abordaje; esa, la representante del partido que se opuso en su momento a la creación de la radio y televisión autonómicas y que se mantuvo un año, para expresar ese rechazo, negándose a ocupar sus puestos en el consejo de administración del ente. ¿Estará Rajoy informado de esta maniobra? De ser así, ¿de verdad se cree que su partido será beneficiario de tal estrategia? Lo cierto es que la unión contra natura que se ha ido fraguando no tendrá con toda seguridad otro beneficiario en las urnas que el propio Cascos. Y si no al tiempo.
De salir adelante, como es de prever, la proposición de ley presentada por PSOE, PP e IU la situación que se va a crear será inédita en la historia de nuestra autonomía. De alguna forma, se puede decir que los asturianos vamos a contar, desde ya, con un Gobierno tutelado, entendiendo por tal, un ejecutivo sin capacidad para actuar, con las manos atadas, incapaz de llevar adelante las políticas con las que se comprometieron ante los asturianos el pasado mes de mayo. De alguna forma, dada la gravedad institucional de la situación, podría decirse que estamos ante una forma de golpe de estado; democrático, eso sí, pero golpe de estado a fin de cuentas, algo con lo que ideológicamente nadie puede estar de acuerdo.
Si, efectivamente, Cascos y su equipo se han pasado y están poniendo en riesgo la situación y el futuro de Asturias, es responsabilidad de los tres partidos de la oposición plantear la vía adecuada para resolver el problema. Y esa vía no puede ser otra que la de la moción de censura. Si el escenario es de excepcionalidad y tan grave como plantean los tres grupos, las leyes les ofrecen esa herramienta para devolver las cosas a su sitio. Claro que eso implica ponerse de acuerdo en un candidato y en un programa para sacar a Foro del Gobierno del Principado, y eso es algo que, al menos a dos de los tres, no les interesa para nada, y mucho menos en este preciso momento.
Por cierto, resultan llamativas las palabras de algunos de los promotores de la iniciativa conjunta de la oposición que asignan a la misma el camino para obligar al Ejecutivo a respetar las mayorías. A algunos de ellos les invitaría a repasar los diarios de sesiones de las legislaturas que presidieron don Vicente Álvarez Areces, don Pedro de Silva, don Juan Luis Rodríguez-Vigil o don Sergio Marqués sin una mayoría parlamentaria. Encontrarán montones de mociones, proposiciones y toda clase de iniciativas en las que el Parlamento exigió a aquellos mandatarios y a sus gobiernos el cumplimiento de la voz mayoritaria de la Cámara. Y ya fuera de dicho diario oficial, las prácticamente mismas veces que los respectivos se pasaron esa voz por los cataplines. Eso sí, sin que nadie se molestase en salvar a la patria.
domingo, 16 de octubre de 2011
El equipo de Rubalcaba da patadas
La publicación simultánea, hoy, en los dos periódicos nacionales de mayor tirada de sendos sondeos muy favorables al Partido Popular vienen a ratificar lo que ya todo el mundo da por hecho (aunque los partidos hay que jugarlos): la victoria contundente de Mariano Rajoy en las elecciones del 20-N. El diario 'El País' da a los populares una horquilla entre 185 y 190 escaños, cifra que 'El Mundo' eleva hasta los 196. En ambos casos se trata de una holgada mayoría absoluta con la que el PP no precisaría siquiera de apoyos externos a sus propios diputados para gobernar en España los próximos cuatro años con comodidad. La otra cara de la moneda es la del Partido Socialista, que obtendría -según el primer rotativo- nada más que entre 115 y 120 representantes en la Cámara Baja, cifra parecida a la que le concede el diario de PedroJota, 117.
A medida que se acerca la cita con las urnas sondeos y tendencias no hace sino acrecentar esa sensación de que el pescado está, en esta ocasión, todo vendido y que el que en su momento se llamó 'efecto Rubalcaba' no ha tenido ninguna o casi ninguna influencia en el descalabro de los socialistas. Pero, como decía, el partido hay que jugarlo y los dirigentes del PSOE, mientras buscan en el cajón de los recuerdos alguna pócima mágica o remedio para apartar de ellos el caliz de la amargura, se afanan en encontrar un camino, una luz, una señal, que les indique la forma de sobrellevar una situación inimaginable hace solamente unos pocos años.
Y ya que estamos utilizando símiles balompédicos, hay que decir que en esta contienda Alfredo Pérez Rubalcaba y los suyos se están comportando como esos futbolistas marrulleros que, una vez que comprueban que el partido se les escapa y que pueden perder por goleada hacen de la desesperación su causa y empiezan a dar patadas al contrario en una afán desordenado de parar la 'mareona' que se les viene encima. Desde que el candidato del PSOE empezó su campaña no para de lanzar balones a cualquier parte con promesas y más promesas de iniciativas y políticas que durante su todavía muy cercano puesto de vicepresidente con Zapatero ni siquiera apuntó. Su ansia de desmarcarse del todavía presidente del Gobierno y de su pesada carga electoral le empuja a cambiar cada día de chaqueta, cuando no llegar al permanente insulto (las patadas a las que antes me refería). Y, por si acaso, siempre queda el ya infrautilizado "que viene el lobo", entendiendo por tal al PP, que "va a acabar con todos los servicios públicos", con la educación, con la sanidad, con los servicios sociales, cuya propiedad va a malvender a sus amiguetes capitalistas. En fin, no me voy a extender con un cuento que ya está en el conocimiento de todos los españoles.
Los recursos utilizados hasta ahora, el cuento del lobo incluido, no parece haber influido en el criterio de los españoles de dar la vuelta a la tortilla en las Cortes Generales y en el Gobierno, como muestran los sucesivos sondeos. Ya sólo 1ueda algo de un mes y la dirección del Partido Socialista se aferra como a un clavo ardiendo a una hipotética 'rendición' de ETA, el último cartucho para obrar el milagro. Sería deseable que esa noticia se produjera, pero mucho me temo que, primero, tendría que ser creíble y, en todo caso, nunca con la contundencia necesaria para desviar la atención de los votantes de la situación económica y, muy especialmente del desempleo. Tal y como van las cosas, el españolito de a pie está más preocupado por tener trabajo y un salario que llevar a casa que por el terrorismo, a pesar de la importancia que tendría acabr con él.
Por tanto, y a la espera de ese milagro, es más que probable que Alfredo Pérez Rubalcaba y su equipo tengan que arrastrarse por esos pueblos y campos de España durante el próximo mes hasta la confirmación de su más que presumible derrota. Luego, sin duda, vendrá la noche de los cuchillos largos.
A medida que se acerca la cita con las urnas sondeos y tendencias no hace sino acrecentar esa sensación de que el pescado está, en esta ocasión, todo vendido y que el que en su momento se llamó 'efecto Rubalcaba' no ha tenido ninguna o casi ninguna influencia en el descalabro de los socialistas. Pero, como decía, el partido hay que jugarlo y los dirigentes del PSOE, mientras buscan en el cajón de los recuerdos alguna pócima mágica o remedio para apartar de ellos el caliz de la amargura, se afanan en encontrar un camino, una luz, una señal, que les indique la forma de sobrellevar una situación inimaginable hace solamente unos pocos años.
Y ya que estamos utilizando símiles balompédicos, hay que decir que en esta contienda Alfredo Pérez Rubalcaba y los suyos se están comportando como esos futbolistas marrulleros que, una vez que comprueban que el partido se les escapa y que pueden perder por goleada hacen de la desesperación su causa y empiezan a dar patadas al contrario en una afán desordenado de parar la 'mareona' que se les viene encima. Desde que el candidato del PSOE empezó su campaña no para de lanzar balones a cualquier parte con promesas y más promesas de iniciativas y políticas que durante su todavía muy cercano puesto de vicepresidente con Zapatero ni siquiera apuntó. Su ansia de desmarcarse del todavía presidente del Gobierno y de su pesada carga electoral le empuja a cambiar cada día de chaqueta, cuando no llegar al permanente insulto (las patadas a las que antes me refería). Y, por si acaso, siempre queda el ya infrautilizado "que viene el lobo", entendiendo por tal al PP, que "va a acabar con todos los servicios públicos", con la educación, con la sanidad, con los servicios sociales, cuya propiedad va a malvender a sus amiguetes capitalistas. En fin, no me voy a extender con un cuento que ya está en el conocimiento de todos los españoles.
Los recursos utilizados hasta ahora, el cuento del lobo incluido, no parece haber influido en el criterio de los españoles de dar la vuelta a la tortilla en las Cortes Generales y en el Gobierno, como muestran los sucesivos sondeos. Ya sólo 1ueda algo de un mes y la dirección del Partido Socialista se aferra como a un clavo ardiendo a una hipotética 'rendición' de ETA, el último cartucho para obrar el milagro. Sería deseable que esa noticia se produjera, pero mucho me temo que, primero, tendría que ser creíble y, en todo caso, nunca con la contundencia necesaria para desviar la atención de los votantes de la situación económica y, muy especialmente del desempleo. Tal y como van las cosas, el españolito de a pie está más preocupado por tener trabajo y un salario que llevar a casa que por el terrorismo, a pesar de la importancia que tendría acabr con él.
Por tanto, y a la espera de ese milagro, es más que probable que Alfredo Pérez Rubalcaba y su equipo tengan que arrastrarse por esos pueblos y campos de España durante el próximo mes hasta la confirmación de su más que presumible derrota. Luego, sin duda, vendrá la noche de los cuchillos largos.
Y, también a propósito de los comicios del 20 de noviembre, no me resisto a resaltar el papel que en esa tragedia ha decidido asumir el candidato socialista por Asturias. Antonio Trevín se ha autoinvestido con un rol antitético de lo que correspondería al género, el de humorista. Tras la astracanada de días atrás, utilizando también símiles futbolísticos, a la hora de asimilar al "amigo Rubalcaba" con la calidad y el estilo de una mezcla entre Messi y Ronaldo, hoy mismo nos ha dedicado otra perla al mostrar su "preocupación" por el retraso de las obras de infraestructura en Asturias y se ha dirigido al moribundo Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero para exigirle que gobierne hasta el último día. Él, que precisamente ha sido el pregonero de todos y cada uno de esos retrasos y que no ha tenido empacho en desbordarnos con una baile de fechas nunca cumplidas para esas mismas obras. Tendría gracia si no fuera por la importancia que las mismas tienen para Asturias. Claro que parece ser que otra de las consignas dadas desde Madrid a todos sus candidatos es la de la amnesia absoluta. Nadie recuerda nada del pasado más inmediato.
sábado, 15 de octubre de 2011
Rajoy le hace el trabajo sucio a Cascos
Allá en las postrimerías del pasado año, Mariano Rajoy y Francisco Álvarez-Cascos emprendieron una partida que, como todo el mundo sabe, acabó en ruptura. La razón principal fue el envite que el asturiano hizo al gallego, un órdago a la grande que tenía como objetivo "barrer" literalmente a la dirección regional del partido en Asturias a cambio de contar con el mejor cartel electoral para las autonómicas de mayo en el Principado. Como era de esperar, el líder nacional no aceptó las condiciones y llegó la quiebra entre dos viejos compañeros en los gobiernos de José María Aznar.
Pero, lo que tiene el paso del tiempo, la cita adelantada con las urnas para las legislativas ha propiciado que, poco a poco, aunque con mano firme, el presidente nacional de los populares haya iniciado la que parece ser la concreción de aquellas exigencias de Cascos y, como no podía ser de otra manera, la 'Operación escoba' ha comenzado a través de las listas del 20-N.
La primera medida fue colocar a Mercedes Fernández, en otro tiempo incondicional del actual presidente del Principado y enemiga de sus enemigos, por mucho que las circunstancias puedan disfrazarlo. Tras esa designación, ya con bastón de mando en plaza, 'Cherines' se encargó de situar en las candidaturas para el Congreso y para el Senado a dos ex concejalas de Gijón en su etapa municipalista, Ángeles Fernández Ahuja y Laura Sampedro, en la primera gran batalla para dejar totalmente aislados a sus adversarios internos en Gijón, Pilar Fernández Pardo y su equipo. Parecía que la 'renovación' -de personas, que no generacional- iba a quedar por el momento ahí, aunque todo el mundo da por hecho que la fulgurante reaparición de Mercedes Fernández augura un próximo relevo en la dirección del PP asturiano.
Sin embargo, el comité electoral nacional ha sido el instrumento en la meditada estrategia de Rajoy para el Principado y, por sorpresa, ha decidido, con la autoridad que le dan los estatutos del partido, situar en la candidatura para el Senado a otro viejo amigo de Cascos y veterano en mil lides de los populares, Isidro Fernández Rozada, en detrimento de Ramón Artime. Por mucho que se trate de enmascarar como una medida habitual dentro del partido, la dirección asturiana ha vuelto a quedarse 'con el culo al aire'.
Se había hablado de que Fernández Rozada podría ser el próximo delegado del Gobierno, tras el periodo de interinidad en el cargo del socialista Francisco González Zapico, y a ello se atribuía su silencio tras verse excluido de la listas para las Cortes Españolas. Sin embargo, todo parece indicar que, sin entrar en las perspectivas de futuro, al veterano político de las cuencas le habían dado pasaporte sus propios compañeros de casa. Rajoy se ha encargado de devolver las cosas a su sitio y, de paso, ha lanzado lo que parece ser una aviso para navegantes a la actual dirección de su partido en Asturias. Se ha abierto la veda y, tras las elecciones, será cuestión de tiempo el que los sueños del Cascos todavía militante del PP se hagan realidad, aunque, eso sí, sin mancharse las manos. Pilar Fernández Campo ya ha aceptado su defenestración y si yo fuera Ovidio Sánchez o Gabino de Lorenzo empezaría a poner mis barbas a remojar. Y que no se descuiden los Aréstegui, Goñi o Espinosa, porque podrían ir en el 'pack'. En definitiva, como bautizó su inspirador, un auténtico 'barrido de la casa'.
Mientras tanto, la elección de Mercedes Fernández e Isidro Fernández Rozada (a algún lector de esta tribuna le sonarán estos nombres citados hace ya muchas semanas) para 'prestigiar' las listas del PP en Asturias aventura la que, a medio plazo, podría ser otra profecía cumplida, la progresiva aproximación entre el partido Popular y Foro Asturias (la UPN del Principado) para, en un futuro más o menos lejano, llegar a la colaboración y, ¿quién sabe?, hasta una hipotetica fusión en una única organización política. Eso sí, como algunos la han definido, esta operación tendría el carécter de un "aterrizaje suave", o sea, pausada y sin estridencias.
Pero, lo que tiene el paso del tiempo, la cita adelantada con las urnas para las legislativas ha propiciado que, poco a poco, aunque con mano firme, el presidente nacional de los populares haya iniciado la que parece ser la concreción de aquellas exigencias de Cascos y, como no podía ser de otra manera, la 'Operación escoba' ha comenzado a través de las listas del 20-N.
La primera medida fue colocar a Mercedes Fernández, en otro tiempo incondicional del actual presidente del Principado y enemiga de sus enemigos, por mucho que las circunstancias puedan disfrazarlo. Tras esa designación, ya con bastón de mando en plaza, 'Cherines' se encargó de situar en las candidaturas para el Congreso y para el Senado a dos ex concejalas de Gijón en su etapa municipalista, Ángeles Fernández Ahuja y Laura Sampedro, en la primera gran batalla para dejar totalmente aislados a sus adversarios internos en Gijón, Pilar Fernández Pardo y su equipo. Parecía que la 'renovación' -de personas, que no generacional- iba a quedar por el momento ahí, aunque todo el mundo da por hecho que la fulgurante reaparición de Mercedes Fernández augura un próximo relevo en la dirección del PP asturiano.
Sin embargo, el comité electoral nacional ha sido el instrumento en la meditada estrategia de Rajoy para el Principado y, por sorpresa, ha decidido, con la autoridad que le dan los estatutos del partido, situar en la candidatura para el Senado a otro viejo amigo de Cascos y veterano en mil lides de los populares, Isidro Fernández Rozada, en detrimento de Ramón Artime. Por mucho que se trate de enmascarar como una medida habitual dentro del partido, la dirección asturiana ha vuelto a quedarse 'con el culo al aire'.
Se había hablado de que Fernández Rozada podría ser el próximo delegado del Gobierno, tras el periodo de interinidad en el cargo del socialista Francisco González Zapico, y a ello se atribuía su silencio tras verse excluido de la listas para las Cortes Españolas. Sin embargo, todo parece indicar que, sin entrar en las perspectivas de futuro, al veterano político de las cuencas le habían dado pasaporte sus propios compañeros de casa. Rajoy se ha encargado de devolver las cosas a su sitio y, de paso, ha lanzado lo que parece ser una aviso para navegantes a la actual dirección de su partido en Asturias. Se ha abierto la veda y, tras las elecciones, será cuestión de tiempo el que los sueños del Cascos todavía militante del PP se hagan realidad, aunque, eso sí, sin mancharse las manos. Pilar Fernández Campo ya ha aceptado su defenestración y si yo fuera Ovidio Sánchez o Gabino de Lorenzo empezaría a poner mis barbas a remojar. Y que no se descuiden los Aréstegui, Goñi o Espinosa, porque podrían ir en el 'pack'. En definitiva, como bautizó su inspirador, un auténtico 'barrido de la casa'.
Mientras tanto, la elección de Mercedes Fernández e Isidro Fernández Rozada (a algún lector de esta tribuna le sonarán estos nombres citados hace ya muchas semanas) para 'prestigiar' las listas del PP en Asturias aventura la que, a medio plazo, podría ser otra profecía cumplida, la progresiva aproximación entre el partido Popular y Foro Asturias (la UPN del Principado) para, en un futuro más o menos lejano, llegar a la colaboración y, ¿quién sabe?, hasta una hipotetica fusión en una única organización política. Eso sí, como algunos la han definido, esta operación tendría el carécter de un "aterrizaje suave", o sea, pausada y sin estridencias.
viernes, 14 de octubre de 2011
Es lo que hay
Esta tarde por fin se dio a conocer el secreto mejor guardado de las elecciones legislativas del 20-N en Asturias: la composición de las listas de Foro para el Congreso y para el Senado. Se habían guardado mucho Cascos y sus más íntimos colaboradores de que no trascendieran esas candidaturas, lo cual, de paso, ponía algo nerviosos a sus adversarios de los partidos mayoritarios, ansiosos ya de saber con quien iban a medir sus armas en las próximas semanas.
Y aunque no en lo que respecta a los nombres, bien podría decirse que no ha habido sorpresas, el presidente del Principado, fiel hasta el cansancio a su línea maestra sobre los perfiles de sus representantes, ha recurrido, como ya hiciera en las autonómicas y municipales y en la composición de su equipo de gobierno, a personas escasamente conocidas en el mundo de la política asturiana, "gente de Foro". Eso sí, para el cartel electoral ha designado al hasta ahora portavoz de su partido en la Junta General, Enrique Álvarez Sostres, algo más curtido que sus compañeros, acerbo acrecentado en los todavía pocos meses de labor parlamentaria. Y para el Senado también ha recurrido a uno de los 'veteranos', en este caso en Gijón, Miguel Ángel Conde. Ambos son, relativamente y dentro de la línea de Foro Asturias, carteles electorales conocidos, aunque en ningún caso puedan competir con la veteranía de sus rivales socialistas, populares o de Izquierda Unida.
Probablemente se argumentará que, con la decisión de hoy, Cascos persevera en un estilo impuesto desde que empezó la andadura de su nuevo partido, y podría decirse que globalmente es así, aunque no se haya podido resistir a ceder en esa miaja de protagonismo que muchas veces exigen los números uno. Es el modesto peaje de unos comicios que se deciden también en Asturias pero que, globalmente, se leen en clave nacional. Algunos se preguntarán si el partido que ha logrado el Gobierno del Principado no tenía algún nombre de relumbrón para la cita del 20-N. Y no andarán muy descaminados. Otros se ratificarán es que el estilo de 'nuevos políticos' impuesto por el otrora vicepresidente del Gobierno español es el que se impone en la composición de las listas. Tampoco van por el camino equivocado. En cualquier caso, otros pensamos que lo decidido hoy por la dirección de Foro Asturias tiene como trasfondo la ausencia en el joven partido de cuadros con experiencia. Vamos que Cascos ha recurrido "a lo que hay". Y de paso mantiene a su actual formación política como un grupo estructurado exclusivamente en torno a su omnipresente figura. Genio y figura.
Y aunque no en lo que respecta a los nombres, bien podría decirse que no ha habido sorpresas, el presidente del Principado, fiel hasta el cansancio a su línea maestra sobre los perfiles de sus representantes, ha recurrido, como ya hiciera en las autonómicas y municipales y en la composición de su equipo de gobierno, a personas escasamente conocidas en el mundo de la política asturiana, "gente de Foro". Eso sí, para el cartel electoral ha designado al hasta ahora portavoz de su partido en la Junta General, Enrique Álvarez Sostres, algo más curtido que sus compañeros, acerbo acrecentado en los todavía pocos meses de labor parlamentaria. Y para el Senado también ha recurrido a uno de los 'veteranos', en este caso en Gijón, Miguel Ángel Conde. Ambos son, relativamente y dentro de la línea de Foro Asturias, carteles electorales conocidos, aunque en ningún caso puedan competir con la veteranía de sus rivales socialistas, populares o de Izquierda Unida.
Probablemente se argumentará que, con la decisión de hoy, Cascos persevera en un estilo impuesto desde que empezó la andadura de su nuevo partido, y podría decirse que globalmente es así, aunque no se haya podido resistir a ceder en esa miaja de protagonismo que muchas veces exigen los números uno. Es el modesto peaje de unos comicios que se deciden también en Asturias pero que, globalmente, se leen en clave nacional. Algunos se preguntarán si el partido que ha logrado el Gobierno del Principado no tenía algún nombre de relumbrón para la cita del 20-N. Y no andarán muy descaminados. Otros se ratificarán es que el estilo de 'nuevos políticos' impuesto por el otrora vicepresidente del Gobierno español es el que se impone en la composición de las listas. Tampoco van por el camino equivocado. En cualquier caso, otros pensamos que lo decidido hoy por la dirección de Foro Asturias tiene como trasfondo la ausencia en el joven partido de cuadros con experiencia. Vamos que Cascos ha recurrido "a lo que hay". Y de paso mantiene a su actual formación política como un grupo estructurado exclusivamente en torno a su omnipresente figura. Genio y figura.
miércoles, 12 de octubre de 2011
Bofetada a Fernández Pardo
Cuando el comite electoral del PP asturiano formalice hoy la propuesta de candidaturas para las elecciones del mes próximo se habrá consolidado algo que no por previsto deja de ser traumático para la actual dirección de los populares de Gijón: la defenestración por la vía de la exclusión de la presidenta local. En su edición de hoy, 'La Nueva España' adelanta prácticamente en su totalidad la composición de dichas candidaturas -y no parece que haya razón alguna para desconfiar de la veracidad de dicha información de primera mano- y entre los nombres no aparece en momento alguno el de Pilar Fernández Pardo, ni para el Congreso de los Diputados ni para el Senado. Por contra, la propuesta para la Cámara Alta incluye el nombre de Laura Sampedro, antigua edil del PP gijonés que se fue dando un portazo precisamente por sus desencuentros con la hoy líder del partido en la villa de Jovellanos. No aparece tampoco el nombre de Juan Carlos Santos, que según todas las informaciones figuraba como propuesta del grupo de 'Pilipardo' para el Senado, y ello a pesar de contar con la clara oposición interna que hizo que hace algo menos de cuatro años también el mismo nombre fuera retirado a última hora por el mencionado comité electoral.
La lista para la Cámara Baja, en la que Fernández Pardo ocupó la segunda plaza en 2008, tampoco recogerá su nombre en esta ocasión, situando a Ovidio Sánchez, Carmen Maniega y José Avelino Sánchez tras Mercedes Fernández, elegida cabeza de cartel directamente por Génova. A ella le corresponde precisamente la 'cuota' gijonesa de la candidatura del PP.
Ni que decir tiene que la confirmación de estas listas ratificará de una forma fehaciente la caída en desgracia de la presidenta local gijonesa después de sus múltiples desafecciones con la dirección nacional en la que, si en otros tiempos pudo tener poderosos valedores, encuentra en estos momentos el mayor de los vacíos. Su ausencia y la elección, en contra de sus criterios, de Mercedes Fernández y Laura Sampedro para representar a la organización gijonesa en los comicios, constituyen toda una bofetada en las aspiraciones actuales y en las perspectivas de futuro de la todavía líder gijonesa del Partido Popular. Como ilustra un buen amigo y buen conocedor del partido y utilizando símiles fílmicos, podría decirse que Fernández Pardo ha pasado de "Cuando fuimos reyes" (en 2008) a "El ídolo de barro" (en 2011).
La lista para la Cámara Baja, en la que Fernández Pardo ocupó la segunda plaza en 2008, tampoco recogerá su nombre en esta ocasión, situando a Ovidio Sánchez, Carmen Maniega y José Avelino Sánchez tras Mercedes Fernández, elegida cabeza de cartel directamente por Génova. A ella le corresponde precisamente la 'cuota' gijonesa de la candidatura del PP.
Ni que decir tiene que la confirmación de estas listas ratificará de una forma fehaciente la caída en desgracia de la presidenta local gijonesa después de sus múltiples desafecciones con la dirección nacional en la que, si en otros tiempos pudo tener poderosos valedores, encuentra en estos momentos el mayor de los vacíos. Su ausencia y la elección, en contra de sus criterios, de Mercedes Fernández y Laura Sampedro para representar a la organización gijonesa en los comicios, constituyen toda una bofetada en las aspiraciones actuales y en las perspectivas de futuro de la todavía líder gijonesa del Partido Popular. Como ilustra un buen amigo y buen conocedor del partido y utilizando símiles fílmicos, podría decirse que Fernández Pardo ha pasado de "Cuando fuimos reyes" (en 2008) a "El ídolo de barro" (en 2011).
domingo, 9 de octubre de 2011
Quien tiene un amigo...
Leo entre sorprendido y carcajeante que Antonio Trevín, en una entrevista concedida a Europa Press, ha afirmado que ve a Rubalcaba como una mezcla entre Leo Messi y Cristiano Ronaldo. Los que le conocemos desde hace tiempo sabemos que este veterano político socialista asturiano no se ha caracterizado en su larga y exitosa carrera precisamente por el ingenio. Más bien al contrario, su flexibilidad con respecto a los vientos cambiantes le han hecho ser un superviviente nato que ha dejado salir por su boca los mensajes que le rebotaba en cada momento el 'gran hermano' correspondiente. Precisamente a sus declaraciones como delegado del Gobierno, cargo que todavía ocupa, me he referido en varias ocasiones en este tribuna. Unas declaraciones que le han traicionado la mayor parte de las veces al no tener ningún empacho en poner fechas a las principales obras de infraestructuras que están pendientes en esta región, incluso después de entrar en el periodo de crisis -la primero negada y la posteriormente reconocida-. Sus pronósticos, como todo el mundo sabe, son menos exactos que los de este periodista cuando se pone a hacer quinielas.
Ahora, convertido ya en cartel electoral de su partido para el 20-N en Asturias, Trevín ha hecho esa frasecita, utilizando el fútbol como simil, para halagar al candidato socialista a la Presidencia del Gobierno. Ahorro a cualquier posible lector la extensión en la explicación del paralelismo que él ve entre los dos 'cracks' del fútbol español y el ex vicepresidente del Ejecutivo español por lo oportunista y chabacano. Más bien habría que centrarse en la necesidad que muestra un candidato sin carisma alguno y más quemado que la pipa de un piel roja de ahuyentar las miradas de su persona y centrarlas en el referente nacional (a fin de cuentas en esa clave se supone que socialistas y populares pretenden reconducir al votante). Por otra parte, no hay que olvidar que la presencia del ex alcalde de Llanes al frente de la lista asturiana para el Congreso de los Diputados es una apuesta personal de Rubalcaba, toda vez que ambos mantienen una estrecha relación desde hace varios años. Y ya se sabe que quien tiene un amigo...
Ahora, convertido ya en cartel electoral de su partido para el 20-N en Asturias, Trevín ha hecho esa frasecita, utilizando el fútbol como simil, para halagar al candidato socialista a la Presidencia del Gobierno. Ahorro a cualquier posible lector la extensión en la explicación del paralelismo que él ve entre los dos 'cracks' del fútbol español y el ex vicepresidente del Ejecutivo español por lo oportunista y chabacano. Más bien habría que centrarse en la necesidad que muestra un candidato sin carisma alguno y más quemado que la pipa de un piel roja de ahuyentar las miradas de su persona y centrarlas en el referente nacional (a fin de cuentas en esa clave se supone que socialistas y populares pretenden reconducir al votante). Por otra parte, no hay que olvidar que la presencia del ex alcalde de Llanes al frente de la lista asturiana para el Congreso de los Diputados es una apuesta personal de Rubalcaba, toda vez que ambos mantienen una estrecha relación desde hace varios años. Y ya se sabe que quien tiene un amigo...
jueves, 6 de octubre de 2011
Número dos: alto riesgo
Mientras observo la foto de una sonriente Mercedes Fernández tras el barbado rostro de Mariano Rajoy en la convención en la que el líder del PP presentó ayer en tierras andaluzas los carteles electorales de su partido para el 20-N no puedo evitar preguntarme, como cientos de asturianos, quiénes serán las personas que acompañarán a la todavía síndica de cuentas en las listas de los populares. Superadas las especulaciones del número uno, empiezan ahora las quinielas para el resto de los primeros puestos de la candidatura, y mientras se barajan los nombres de Isidro Fernández Rozada -lleva muchos años pero, a fin de cuentas, fue el cartel de hace tres años y pico- o de Ovidio Sánchez -que ya no sabe cómo mendigar un 'puestín'- lo verdaderamente relevante es calcular qué posibilidades reales tienen esas personas que acompañarán a 'Cherines' en las candidaturas para las legislativas de noviembre.
Aunque en el lenguaje oficial de los populares no entra la palabra derrota, lo cierto es que en voz baja se admite que las previsiones no son precisamente favorables a sus intereses políticos y, si bien se reconoce que la cifra de cuatro escaños de 2008 en el Congreso es inalcanzable, no se quiere ni oir hablar de lo que muchos plantean seriamente como peor escenario para el PP regional, que no es otra cosa que la consecución de un solo diputado, que sería precisamente la citada Mercedes Fernández. Así las cosas, sólo los que tienen seguro que tendrán 'algo' tras la presunta victoria por mayoría de Rajoy o los desesperados se arriesgan a jugársela para estar en las listas. Por lo que al Senado se refiere tampoco el horizonte parece muy halagüeño, ya que los populares no parece que puedan superar la condición de tercera fuerza política en el Principado, algo que, a pesar de las listas abiertas, según la experiencia les dejaría fuera de la Cámara Alta.
En esta tesitura, lo que parece claro es que el único dispuesto a intentarlo como sea es el citado presidente regional, que ve como le van pasando por delante los trenes y que podría quedarse fuera de juego total en las postrimerías del año. Si primero se postuló para encabezar la lista para el Congreso, la decisión de Génova de colocar en ese puesto a 'Cherines' fue recibido con un obediente "magnífica candidata" por Ovidio Sánchez. ¡No vaya a ser que luego me quede sin nada! Lo que no parece acabar de entender el veterano político popular es que en Madrid no quieren desde hace tiempo saber nada de él, que no quieren verle ni en pintura, y que nadie va a mover un dedo en su favor por mucho que se 'arrastre'.
Otra a la que tampoco parece que le vayan muy bien las cosas es a la líder del PP gijonés. Su presencia en las listas, al menos en lo que a puestos con posibilidades se refiere, se da por descartada, toda vez que tiene puesta desde Génova desde hace tiempo la cruz de los apestados. Los coqueteos de Pilar Fernández Pardo en el último congreso regional, en el que sólo a última hora decidió apoyar a Ovidio Sánchez como presidente; los permanentes conflictos que han presidido la vida del partido en la villa en sus años de mandato, o el más reciente apoyo a la candidata de Foro Asturias para la Alcaldía de Gijón, en contra de las directrices del partido, la han situado en una posición incómoda en la que únicamente le queda como aval su feudo local, y ello por el momento.
Por otra parte, la designación de Mercedes Fernández como cartel electoral del PP en Asturias ha significado otro duro golpe para sus intereses, como lo demuestra su negativa a apoyar a dicha candidata en el comité electoral, por mucho que ahora vengan ella y su equipo de confianza con acatamientos de las decisiones superiores. No hay que olvidar, además, que fueron Pardo y los suyos los que estuvieron a punto de crear una crisis de alcance inimaginable en la organización asturiana del partido cuando hace unos años lanzaron toda una campaña orquestada de descredito tendente a impedir que 'Cherines' fuera la candidata del PP a ocupar una plaza en la Sindicatura de Cuentas del Principado. La ahora candidata seguro que lo tendrá bien presente, como tampoco olvidará, seguramente, las declaraciones realizadas por una triunfante Fernández Pardo tras el congreso local de 2003 que afirmó taxativamente que "la gran perderora" de ese cónclave era Mercedes Fernández. Seguro que son muchos compañeros, la interesada incluida, los que no lo han olvidado y a 'Pili Pe' la nueva situación de su adversaria interna no le resulta precisamente favorable ya que tendrá que verla sentada al lado de los líderes nacionales y regionales dentro de unos días, mientras que su puesto será de escasa o nula relevancia.
En fin, que las cosas no andan muy boyantes en el seno de los populares del Principado, y con estos mimbres y las perspectivas electorales cualquiera podría ser uno de los ocupantes de esas plazas que nadie duda en calificar de "alto riesgo", número dos incluido, por la inseguridad de tener una concreción en las urnas.
Por cierto, mientras Foro deshoja la margarita antes de dar a conocer su candidato, el último que queda de las fuerzas políticas con aspiraciones reales de tener escaño en el Congreso, me voy a atrever a aventurar un pronóstico -nada más que eso- en función de una serie de variables y parámetros actuales. En la parte alta de la tabla se situaría Foro, con tres escaños -el mensaje de austeridad de Cascos, con independencia de que unos se lo quieran creer y otros no, está calando en la sociedad asturiana más que las críticas de sus adversarios y sus números podrían ser incluso mejores que los de mayo-, mientras que en la parte baja estaría Izquierda Unida -el 'efecto Llamazares' se verá reforzado por el prestigio acumulado por su número tres, Roberto Sánchez Ramos, aunque él no pueda ocupar plaza en el Congreso-, con un diputado. En el centro quedan cuatro escaños que se repartirían PSOE y PP, ya sea con un empate a dos, o con un tres uno favorable a los chicos de Rubalcaba en Asturias, el peor de los escenarios que contemplan los populares.
Aunque en el lenguaje oficial de los populares no entra la palabra derrota, lo cierto es que en voz baja se admite que las previsiones no son precisamente favorables a sus intereses políticos y, si bien se reconoce que la cifra de cuatro escaños de 2008 en el Congreso es inalcanzable, no se quiere ni oir hablar de lo que muchos plantean seriamente como peor escenario para el PP regional, que no es otra cosa que la consecución de un solo diputado, que sería precisamente la citada Mercedes Fernández. Así las cosas, sólo los que tienen seguro que tendrán 'algo' tras la presunta victoria por mayoría de Rajoy o los desesperados se arriesgan a jugársela para estar en las listas. Por lo que al Senado se refiere tampoco el horizonte parece muy halagüeño, ya que los populares no parece que puedan superar la condición de tercera fuerza política en el Principado, algo que, a pesar de las listas abiertas, según la experiencia les dejaría fuera de la Cámara Alta.
En esta tesitura, lo que parece claro es que el único dispuesto a intentarlo como sea es el citado presidente regional, que ve como le van pasando por delante los trenes y que podría quedarse fuera de juego total en las postrimerías del año. Si primero se postuló para encabezar la lista para el Congreso, la decisión de Génova de colocar en ese puesto a 'Cherines' fue recibido con un obediente "magnífica candidata" por Ovidio Sánchez. ¡No vaya a ser que luego me quede sin nada! Lo que no parece acabar de entender el veterano político popular es que en Madrid no quieren desde hace tiempo saber nada de él, que no quieren verle ni en pintura, y que nadie va a mover un dedo en su favor por mucho que se 'arrastre'.
Otra a la que tampoco parece que le vayan muy bien las cosas es a la líder del PP gijonés. Su presencia en las listas, al menos en lo que a puestos con posibilidades se refiere, se da por descartada, toda vez que tiene puesta desde Génova desde hace tiempo la cruz de los apestados. Los coqueteos de Pilar Fernández Pardo en el último congreso regional, en el que sólo a última hora decidió apoyar a Ovidio Sánchez como presidente; los permanentes conflictos que han presidido la vida del partido en la villa en sus años de mandato, o el más reciente apoyo a la candidata de Foro Asturias para la Alcaldía de Gijón, en contra de las directrices del partido, la han situado en una posición incómoda en la que únicamente le queda como aval su feudo local, y ello por el momento.
Por otra parte, la designación de Mercedes Fernández como cartel electoral del PP en Asturias ha significado otro duro golpe para sus intereses, como lo demuestra su negativa a apoyar a dicha candidata en el comité electoral, por mucho que ahora vengan ella y su equipo de confianza con acatamientos de las decisiones superiores. No hay que olvidar, además, que fueron Pardo y los suyos los que estuvieron a punto de crear una crisis de alcance inimaginable en la organización asturiana del partido cuando hace unos años lanzaron toda una campaña orquestada de descredito tendente a impedir que 'Cherines' fuera la candidata del PP a ocupar una plaza en la Sindicatura de Cuentas del Principado. La ahora candidata seguro que lo tendrá bien presente, como tampoco olvidará, seguramente, las declaraciones realizadas por una triunfante Fernández Pardo tras el congreso local de 2003 que afirmó taxativamente que "la gran perderora" de ese cónclave era Mercedes Fernández. Seguro que son muchos compañeros, la interesada incluida, los que no lo han olvidado y a 'Pili Pe' la nueva situación de su adversaria interna no le resulta precisamente favorable ya que tendrá que verla sentada al lado de los líderes nacionales y regionales dentro de unos días, mientras que su puesto será de escasa o nula relevancia.
En fin, que las cosas no andan muy boyantes en el seno de los populares del Principado, y con estos mimbres y las perspectivas electorales cualquiera podría ser uno de los ocupantes de esas plazas que nadie duda en calificar de "alto riesgo", número dos incluido, por la inseguridad de tener una concreción en las urnas.
Por cierto, mientras Foro deshoja la margarita antes de dar a conocer su candidato, el último que queda de las fuerzas políticas con aspiraciones reales de tener escaño en el Congreso, me voy a atrever a aventurar un pronóstico -nada más que eso- en función de una serie de variables y parámetros actuales. En la parte alta de la tabla se situaría Foro, con tres escaños -el mensaje de austeridad de Cascos, con independencia de que unos se lo quieran creer y otros no, está calando en la sociedad asturiana más que las críticas de sus adversarios y sus números podrían ser incluso mejores que los de mayo-, mientras que en la parte baja estaría Izquierda Unida -el 'efecto Llamazares' se verá reforzado por el prestigio acumulado por su número tres, Roberto Sánchez Ramos, aunque él no pueda ocupar plaza en el Congreso-, con un diputado. En el centro quedan cuatro escaños que se repartirían PSOE y PP, ya sea con un empate a dos, o con un tres uno favorable a los chicos de Rubalcaba en Asturias, el peor de los escenarios que contemplan los populares.
miércoles, 5 de octubre de 2011
Las elecciones del morbo
¿Se imaginan lo que habríamos dicho si hace solamente un año alguien nos hubiera planteado un enfrentamiento electoral entre Francisco Álvarez-Cascos y Mercedes Fernández? Pues que estaba loco. Ni en las mas febriles mentes de los analistas políticos más atrevidos habría tenido cabida tal contienda. Y sin embargo ahora está ya aquí, sobre el tapete, es una realidad. Me diran que Cascos no se va a presentar a esta cita con las urnas, pero eso es solamente cierto a medias, ya que todos sabemos que allí donde Foro Asturias interviene está su líder en cuerpo y espíritu. Por eso, la decisión del Partido Popular de elegir a la hasta ahora síndica asturiana y ex pupila política de su adversario ha cubierto los comicios del 20-N en Asturias con un manto de morbo especial: un duelo a cara de perro entre dos políticos llamdos hasta hace bien poco a entenderse por el mutuo respeto y admiración.
Se podría interpretar, como ya han hecho algunos, que la decisión de Rajoy de apostar por Mercedes Fernández es un intento de 'suavizar' sus malas relaciones con el presidente del Principado y su joven partido. Es posible, pero otros pensamos que desde Génova ya hace tiempo que se ha renunciado a cualquier cosa que pueda parecer una operación de tender puentes y que, por el contrario, han decidido golpear a Cascos allí donde más le duele. Para quienes hayan seguido mis comentarios no les resultará nueva la hipótesis del recurso a la ex diputada por Asturias y ex delegada del Gobierno como la mejor de las opciones para pelear contra Cascos, una vez que la ahora candidata renunciara a acompañar a su viejo camarada en la aventura de cruzar el Mississipi del PP para enfrentarse a sus tradicionales compañeros. Esta fidelidad a las siglas y a su dirección es la que parece haber primado en la decisión de la dirección nacional, abandonando la opción de un "fichaje estrella" que vendía hace sólo algunas semanas.
La formalización del nombramiento de Mercedes Fernández como cartel electoral de los populares asturianos abre la puerta a una contienda que alimenta el morbo de los que seguimos la actividad política. ¿Cómo van a reaccionar uno y otra ante ese nuevo escenario, impensable para ellos hace no tanto tiempo? La actitud de la candidata popular es la que ofrece un mayor interés obvio. Por un lado, esta su reconocimiento nunca negado hacia quien fuera su mentor político, eso sí algo enfriado desde que Cascos decidio dar el paso de abandonar el partido de toda su vida. Por otro, las consignas nacionales del PP, que ya han dejado claro que, si en Navarra o en Aragón es posible entenderse con los regionalismos, con Cascos ni a coger duros de oro, como se decía antiguamente. 'Cherines' podría verse obligada a seguir estos parámetros, una situación que añadiría un punto más de tensión a la próxima campaña.
De Cascos no hace falta decir nada que ya no se sepa. Con su vuelta ha demostrado que cuando alguien se cruza en el camino para lograr sus objetivos no le tiembla el pulso, y eso a pesar de ser un "sexagenario"; que no hay amigos cuando ha establecido su propia 'hoja de ruta'.
De este duelo y de sus posibles consecuencias va a depender, amén de otros protagonistas obvios, el que los comicios del mes próximo tengan ese plus de morbosidad o no. Por el momento, la simple designación nos lo tiene garantizado.
Se podría interpretar, como ya han hecho algunos, que la decisión de Rajoy de apostar por Mercedes Fernández es un intento de 'suavizar' sus malas relaciones con el presidente del Principado y su joven partido. Es posible, pero otros pensamos que desde Génova ya hace tiempo que se ha renunciado a cualquier cosa que pueda parecer una operación de tender puentes y que, por el contrario, han decidido golpear a Cascos allí donde más le duele. Para quienes hayan seguido mis comentarios no les resultará nueva la hipótesis del recurso a la ex diputada por Asturias y ex delegada del Gobierno como la mejor de las opciones para pelear contra Cascos, una vez que la ahora candidata renunciara a acompañar a su viejo camarada en la aventura de cruzar el Mississipi del PP para enfrentarse a sus tradicionales compañeros. Esta fidelidad a las siglas y a su dirección es la que parece haber primado en la decisión de la dirección nacional, abandonando la opción de un "fichaje estrella" que vendía hace sólo algunas semanas.
La formalización del nombramiento de Mercedes Fernández como cartel electoral de los populares asturianos abre la puerta a una contienda que alimenta el morbo de los que seguimos la actividad política. ¿Cómo van a reaccionar uno y otra ante ese nuevo escenario, impensable para ellos hace no tanto tiempo? La actitud de la candidata popular es la que ofrece un mayor interés obvio. Por un lado, esta su reconocimiento nunca negado hacia quien fuera su mentor político, eso sí algo enfriado desde que Cascos decidio dar el paso de abandonar el partido de toda su vida. Por otro, las consignas nacionales del PP, que ya han dejado claro que, si en Navarra o en Aragón es posible entenderse con los regionalismos, con Cascos ni a coger duros de oro, como se decía antiguamente. 'Cherines' podría verse obligada a seguir estos parámetros, una situación que añadiría un punto más de tensión a la próxima campaña.
De Cascos no hace falta decir nada que ya no se sepa. Con su vuelta ha demostrado que cuando alguien se cruza en el camino para lograr sus objetivos no le tiembla el pulso, y eso a pesar de ser un "sexagenario"; que no hay amigos cuando ha establecido su propia 'hoja de ruta'.
De este duelo y de sus posibles consecuencias va a depender, amén de otros protagonistas obvios, el que los comicios del mes próximo tengan ese plus de morbosidad o no. Por el momento, la simple designación nos lo tiene garantizado.
martes, 4 de octubre de 2011
El 'Inside job' español
Hace algunas semanas me refería en esta misma tribuna elogiosamente a "Malas noticias", una película realizada específicamente para televisión por la cadena norteamericana HBO. Con posterioridad, aprovechando un reciente viaje, he podido ver en Madrid el referente documental de la misma historia, la prestigiosa "Inside job", ganadora del último Oscar en su categoría. Sin menospreciar la primera ni mucho menos, tengo que reconocer que esta última es mucho más demoledora y ácida, al presentar sin dramatización alguna los orígenes, la explosión y el desarrollo de una crisis ecónomica sin precentes en cuyas turbulentas aguas seguimos navegando como podemos la mayoría de los habitantes del planeta.
Tras visionar "Inside job", la sensación de indefensión, de pequeñez, que nos invade es tan fuerte como la de indignación y rebeldía ante la tremenda injusticia por la que unos pocos -quizá no tan pocos- sinvergüenzas han encontrado en esta depresión económica el caldo de cultivo para ser cada vez más ricos a costa de empobrecer a millones de personas.
Pero no es al documental -que, por cierto, estrenará este mes Canal+, para aquellos que pueda interesarles- a lo que aquí quería aludir, sino a su carácter de espejo del que recibimos una imagen que ahora protagonizamos los españoles, una imagen calcada, copia exacta de las impresentables maniobras que en aquel se recogen.
En este país hace tiempo que hemos empezado a repetir aquella historia que explotó con la quiebra de Lehman Brothers en Norteamérica. Recapitalización de bancos con ayudas públicas de todo tipo y escándalos sobre millonarias indemnizaciones para dar salida a los causantes de situaciones de riesgo con el dinero ajeno. En estos últimos meses, dentro de la reordenación emprendida por el Gobierno de Zapatero en el sector, el protagonismo ha pasado al apartado de las cajas de ahorros, proceso del que todavía no se ha escrito la última línea ni mucho menos. Sin embargo, lo que está empezando a calar de este problema es que el 'Inside job' español no tiene nada que envidiar -proporcionalmente a los tamaños de las entidades financieras- con el estadounidense.
Para aquellos que no lo hayan leído, les recomiendo el reportaje que el pasado domingo publicaba 'El País' sobre la crisis y salida en falso de la Caja de Ahorros del Mediterráneo, que por cierto estuvo a punto de ser 'endilgada' a Cajastur. Hoy mismo, el mismo diario abre su primera página con el escándalo de la última "intervención" del Banco de España en Novacaixagalicia, la entidad resultante de la fusión de cajas en la vecina comunidad. Así, sabemos que tres directivos de la misma han recibido 23,6 millones de euros por su cese o que la entidad ha destinado 10,8 millones a su director general, cantidades que, es de suponer, suman una "pequeña parte" de los 2.465 millones de dinero público que ha inyectado la operación privatizadora.
Son sólo algunos de los ejemplos de lo que está ocurriendo en este país, algo que ya hemos tenido ocasión de conocer con detalle y sin que mayoritarimente los responsables se hayan rasgado las vestiduras. Es nuestro 'Inside job' particular, un motivo más que suficiente para aumentar el grado de indignación que transpiran las calles y que debería trasladarse el mes próximo a las urnas. Porque, en definitiva, en el documental norteamericano se ponía de manifiesto de forma muy clara las conexiones irrefutables entre el poder financiero y el poder político.
Por muy fuertes que sean los bancos, es obvio que los intentos de controlar racionalmente ese poder son más bien tibios y la clase política es responsable con su pasividad, cuando no su complacencia, de una forma o de otra de lo que está ocurriendo. ¡Para que luego nos vengan hablando de promesas electorales a propósito de la mano dura en la recaudación sobre esas fortunas!
Ante tanto cinismo e hipocresía lo único que nos queda reclamar es -cómo alguien decía estos días- ¿para cuando la privatización de los políticos? Eso sí, por favor, sin los costes de la reordenación financiera ya conocidos.
Tras visionar "Inside job", la sensación de indefensión, de pequeñez, que nos invade es tan fuerte como la de indignación y rebeldía ante la tremenda injusticia por la que unos pocos -quizá no tan pocos- sinvergüenzas han encontrado en esta depresión económica el caldo de cultivo para ser cada vez más ricos a costa de empobrecer a millones de personas.
Pero no es al documental -que, por cierto, estrenará este mes Canal+, para aquellos que pueda interesarles- a lo que aquí quería aludir, sino a su carácter de espejo del que recibimos una imagen que ahora protagonizamos los españoles, una imagen calcada, copia exacta de las impresentables maniobras que en aquel se recogen.
En este país hace tiempo que hemos empezado a repetir aquella historia que explotó con la quiebra de Lehman Brothers en Norteamérica. Recapitalización de bancos con ayudas públicas de todo tipo y escándalos sobre millonarias indemnizaciones para dar salida a los causantes de situaciones de riesgo con el dinero ajeno. En estos últimos meses, dentro de la reordenación emprendida por el Gobierno de Zapatero en el sector, el protagonismo ha pasado al apartado de las cajas de ahorros, proceso del que todavía no se ha escrito la última línea ni mucho menos. Sin embargo, lo que está empezando a calar de este problema es que el 'Inside job' español no tiene nada que envidiar -proporcionalmente a los tamaños de las entidades financieras- con el estadounidense.
Para aquellos que no lo hayan leído, les recomiendo el reportaje que el pasado domingo publicaba 'El País' sobre la crisis y salida en falso de la Caja de Ahorros del Mediterráneo, que por cierto estuvo a punto de ser 'endilgada' a Cajastur. Hoy mismo, el mismo diario abre su primera página con el escándalo de la última "intervención" del Banco de España en Novacaixagalicia, la entidad resultante de la fusión de cajas en la vecina comunidad. Así, sabemos que tres directivos de la misma han recibido 23,6 millones de euros por su cese o que la entidad ha destinado 10,8 millones a su director general, cantidades que, es de suponer, suman una "pequeña parte" de los 2.465 millones de dinero público que ha inyectado la operación privatizadora.
Son sólo algunos de los ejemplos de lo que está ocurriendo en este país, algo que ya hemos tenido ocasión de conocer con detalle y sin que mayoritarimente los responsables se hayan rasgado las vestiduras. Es nuestro 'Inside job' particular, un motivo más que suficiente para aumentar el grado de indignación que transpiran las calles y que debería trasladarse el mes próximo a las urnas. Porque, en definitiva, en el documental norteamericano se ponía de manifiesto de forma muy clara las conexiones irrefutables entre el poder financiero y el poder político.
Por muy fuertes que sean los bancos, es obvio que los intentos de controlar racionalmente ese poder son más bien tibios y la clase política es responsable con su pasividad, cuando no su complacencia, de una forma o de otra de lo que está ocurriendo. ¡Para que luego nos vengan hablando de promesas electorales a propósito de la mano dura en la recaudación sobre esas fortunas!
Ante tanto cinismo e hipocresía lo único que nos queda reclamar es -cómo alguien decía estos días- ¿para cuando la privatización de los políticos? Eso sí, por favor, sin los costes de la reordenación financiera ya conocidos.
sábado, 24 de septiembre de 2011
Gasta el dinero y corre
Como corresponde a los tiempos en los que nos encontramos, Gobierno y oposición se lían estos días polemizando sobre el necesario recorte del gasto que debería asumir el equipo de Francisco Álvarez-Cascos para cumplir con las exigencias de déficit impuestas desde La Moncloa y, más directamente, por la Unión Europea. Unos y otros se tiran a la cabeza el manejo de la "ingeniería financiera" para ampliar o disminuir una cifra que oscila entre los 17 y los 147 millones de euros -¡ahí es ná la diferencia!- así como las respectivas responsabilidades que corresponderían a la otra parte si las cifras propias fueran las reales.
Uno, que de la citada "ingeniería financiera" no sabe apenas nada más que lo que lee o escucha, lo que sí tiene claro es que, guarismos aparte, la visión más realista es que, desde principios de año, los anteriores gobiernos autonómicos, fueran de distinto signo a los actuales o del mismo, vistas las perspectivas económicas, se han llevado por delante en los primeros meses de ejercicio la mayor parte de los respectivos presupuestos "por si las moscas", y también -por qué no decirlo- para tratar de arrimar el ascua a su sardina electoral de mayo.
Hace bastantes meses ya reseñé en esta tribuna mi convencimiento de que el presidente Areces, que ni siquiera iba de candidato para aquella cita, se iría en mayo dejando los cajones semivacíos y que estaba aprovechando sus últimos coletazos de mandato para gestionar el presupuesto regional como si después de su marcha solamente quedara la nada, o la película que vendría a continuación fuera de otro programa diferente. Y no parece que esta actitud haya sido exclusiva suya si nos atenemos a lo que está ocurriendo en otras comunidades.
Por eso resulta ofensivo que desde el Ministerio de Economía se haya aplicado toda la energía para reconvenir y poner en un brete a las autonomías después de las elecciones de la pasada primavera, sin que antes, con una situación económica y social similar, esa misma exigencia presidiera sus objetivos. Como desde el Gobierno asturiano se ha puesto de manifiesto en las últimas horas, el déficit del Principado, como el de la mayoría de las autonomías, se ha generado en la primera mitad del año, antes de que los nuevos ejecutivos regionales hubieran tenido siquiera ocasión de empezar a actuar.
En fin, que sería aconsejable que unos y otros dejaran de arrojarse a la cara cifras y exigencias y se detuvieran a pensar con orden y concierto en la gravedad de la situación considerando la intervención en la misma de cada cual. En cualquier caso, siempre nos quedará como trasfondo esa sensación de que los gobierbos salientes pusieron en el frontispicio de sus estertores aquello de "Gasta el dinero y corre".
Uno, que de la citada "ingeniería financiera" no sabe apenas nada más que lo que lee o escucha, lo que sí tiene claro es que, guarismos aparte, la visión más realista es que, desde principios de año, los anteriores gobiernos autonómicos, fueran de distinto signo a los actuales o del mismo, vistas las perspectivas económicas, se han llevado por delante en los primeros meses de ejercicio la mayor parte de los respectivos presupuestos "por si las moscas", y también -por qué no decirlo- para tratar de arrimar el ascua a su sardina electoral de mayo.
Hace bastantes meses ya reseñé en esta tribuna mi convencimiento de que el presidente Areces, que ni siquiera iba de candidato para aquella cita, se iría en mayo dejando los cajones semivacíos y que estaba aprovechando sus últimos coletazos de mandato para gestionar el presupuesto regional como si después de su marcha solamente quedara la nada, o la película que vendría a continuación fuera de otro programa diferente. Y no parece que esta actitud haya sido exclusiva suya si nos atenemos a lo que está ocurriendo en otras comunidades.
Por eso resulta ofensivo que desde el Ministerio de Economía se haya aplicado toda la energía para reconvenir y poner en un brete a las autonomías después de las elecciones de la pasada primavera, sin que antes, con una situación económica y social similar, esa misma exigencia presidiera sus objetivos. Como desde el Gobierno asturiano se ha puesto de manifiesto en las últimas horas, el déficit del Principado, como el de la mayoría de las autonomías, se ha generado en la primera mitad del año, antes de que los nuevos ejecutivos regionales hubieran tenido siquiera ocasión de empezar a actuar.
En fin, que sería aconsejable que unos y otros dejaran de arrojarse a la cara cifras y exigencias y se detuvieran a pensar con orden y concierto en la gravedad de la situación considerando la intervención en la misma de cada cual. En cualquier caso, siempre nos quedará como trasfondo esa sensación de que los gobierbos salientes pusieron en el frontispicio de sus estertores aquello de "Gasta el dinero y corre".
jueves, 22 de septiembre de 2011
Daños colaterales
Como estaba previsto los socialistas se han adelantado a sus adversarios en las elecciones legislativas del 20-N y esta noche hicieron oficial lo que ya estaba en boca de todos. Antonio Trevín, el 'amiguísimo' llanisco, se ha impuesto sin oposición a Vicente Álvarez Areces y será el cartel electoral de la Federación Socialista Asturiana, según estaba predeterminado. Los arecistas han tirado la toalla ante una decisión que se escapaba a cualquier posibilidad de enmienda y han aceptado para su líder ser el cabeza de lista al Senado -esta expresión tan utilizada no deja de tener su gracia cuando todo el mundo sabe que las candidaturas a la Cámara Alta se hacen por orden alfabético, circunstancia que en la práctica tiene unas consecuencias directas-, ya que 'Tini' tiene la suerte de contar con un primer apellido que empieza por 'A', condición que le da amplias posibilidades de 'calentar asiento' en Madrid durante los próximos cuatro años si su partido, en contra de los vaticinios de su cada día más formal que real líder regional -casi tan evanescente como el Ovidio Sánchez del PP con el paso del tiempo-, no fuera el más votado en la cita de noviembre.
Lo del incombustible Trevín estaba más que cantado, pero su designación deja en los socialistas asturianos algunos daños colaterales que exceden de la figura de Areces. El denominado "cambio de ciclo" en el PSOE, con la llegada de Rubalcaba al control absoluto de la organización, ha echado a la cuneta a más de un 'zapaterista', concepto en franca decadencia, como es la del anterior cartel electoral, Álvaro Cuesta, a quien por mucho que traten de convencernos de que ha renunciado a presentarse, nadie va a obviar que ha recibido la patada correspondiente de Ferraz, como está ocurriendo con los que todavía quedaban en ejercicio del equipo base que llevó al leonés a la secretaría general del PSOE, primero, y a la Presidencia del Gobierno español, después. Ello sin olvidar a otro histórico de la Cámara Alta cual es José Antonio Alonso, ahora desplazado para abrir hueco a la enorme 'personalidad' del anterior presidente del Principado.
En fin, como ocurre siempre, estos procesos implican algunas heridas, sobre todo en unos momentos en los que la cotización de los socialistas está a la baja. Como muestra, el hecho de que en todo momento se han vendido como candidatos, aparte de Trevín, a Maria Luisa Carcedo y Mariví Monteserín. El cuarto iba siempre de coletilla improvisada en un ejemplo patente de que la FSA ya firma lograr tres de los cuatro diputados que últimamente tenía. La aparición en el escenario de Foro Asturias, amén de introducir una variable en la ecuación electoral que complica la solución del ejercicio, lleva a cosas como estas, aunque formalmente se diga que la apuesta socialista es repetir como el partido más votado.
Lo del incombustible Trevín estaba más que cantado, pero su designación deja en los socialistas asturianos algunos daños colaterales que exceden de la figura de Areces. El denominado "cambio de ciclo" en el PSOE, con la llegada de Rubalcaba al control absoluto de la organización, ha echado a la cuneta a más de un 'zapaterista', concepto en franca decadencia, como es la del anterior cartel electoral, Álvaro Cuesta, a quien por mucho que traten de convencernos de que ha renunciado a presentarse, nadie va a obviar que ha recibido la patada correspondiente de Ferraz, como está ocurriendo con los que todavía quedaban en ejercicio del equipo base que llevó al leonés a la secretaría general del PSOE, primero, y a la Presidencia del Gobierno español, después. Ello sin olvidar a otro histórico de la Cámara Alta cual es José Antonio Alonso, ahora desplazado para abrir hueco a la enorme 'personalidad' del anterior presidente del Principado.
En fin, como ocurre siempre, estos procesos implican algunas heridas, sobre todo en unos momentos en los que la cotización de los socialistas está a la baja. Como muestra, el hecho de que en todo momento se han vendido como candidatos, aparte de Trevín, a Maria Luisa Carcedo y Mariví Monteserín. El cuarto iba siempre de coletilla improvisada en un ejemplo patente de que la FSA ya firma lograr tres de los cuatro diputados que últimamente tenía. La aparición en el escenario de Foro Asturias, amén de introducir una variable en la ecuación electoral que complica la solución del ejercicio, lleva a cosas como estas, aunque formalmente se diga que la apuesta socialista es repetir como el partido más votado.
martes, 20 de septiembre de 2011
El baile de los postulantes
De regreso a Asturias tras una prudente etapa vacacional me encuentro con un ambiente político polarizado, fundamentalmente, por las cada vez más cercanas elecciones legislativas del 20-N y, muy especialmente, con el tradicional baile de nombres de aspirantes a integrar las listas de las principales fuerzas políticas, un baile al que en esta ocasión ha sido invitado -como ya ocurriera en las pasadas municipales y autonómicas- un participante incómodo para los ya habituales concurrentes. Y en ese escenario, también como es habitual, se entremezclan las quinielas de los 'aparatos' partidistas con los intereses personales de algunos postulantes, principalmente de aquellos que se niegan a abandonar el escaño o de otros que ven en las cámaras legislativas una última oportunidad de no quedarse fuera de juego tras perder su plaza de primera fila en los comicios de marzo.
En el vademécum de la confusión, al menos por ahora, se lleva la palma el Partido Popular, precisamente la fuerza política que en el ámbito nacional parece contar con todas las papeletas de recuperar, ocho años después, el Gobierno de España. Que vuelva a aparecer el nombre de Ovidio Sánchez, el "presidente ausente" y el gran cosechador de derrotas, como aspirante por exclusión no deja de tener su gracia, como la tiene que se siga jugando con nombres como el de un Isidro Fernández Rozada más agotado que un atleta tras la maratón olímpica, o el recurso a una Mercedes Fernández cuyo principal 'haber' en estos momentos es haber sido la discípula fiel del rival principal, Francisco Álvarez-Cascos y, pese a ello, haber permanecido en el PP tras la marcha del actual presidente del Principado. Podría decirse que nombres como estos responden más al baile de postulantes que a la verdadera realidad de un partido que se presenta pletórico de optimismo a las elecciones. Frente a esta 'vieja guardia', todo hace indicar que el anuncio desde Génova de un "fichaje estrella" responde al hartazgo del equipo de Mariano Rajoy ante el erial en el que se ha convertido su partido en Asturias. ¡Cómo será que hasta la portavoz parlamentaria en la Junta General, Isabel Pérez Espinosa, marcha por ahí con aires de lideresa e interviene públicamente en nombre de una dirección desaparecida tanto para un roto como para un descosido!
Desde Madrid se considera que ha llegado la hora de dejar a un lado a los perdedores y buscar una cara nueva que bien podría ser un dirigente nacional o un ex ministro, aunque también una persona de casa y de "reconocido prestigio", perfil en el que encajaría, por ejemplo, el empresario Francisco Rodríguez, patrón de Industrias Lácteas Asturianas, al que los populares ya han sondeado sin que hasta la fecha hayan recibido la contestación esperada.
La que parece estar descartada radicalmente es la presidenta local de Gijón. La decisión de Pilar Fernández Pardo de apoyar a Carmen Moriyón como alcaldesa, en contra de la dirección nacional y regional, y su actual bipolaridad de unos días gobierno y otros oposición en el Consistorio no han pasado por alto a Génova, que ha dejado bien claro que no se puede ayudar a Cascos ni en el Estado, ni en Asturias, ni en Gijón. La líder popular local tendrá que elegir entre seguir en la ambigüedad o pasar al ataque, como le pide Madrid, para arrebatar al actual presidente del Principado su buque insignia. Claro que, aunque así lo hiciera, el 20-N ya no estaría en su horizonte y más bien se podría pensar en algunos de los cientos o miles de cargos intermedios con que contaría la hipotética Administración Rajoy.
Mientras, la dirección socialista ya ha apostado claramente por Antonio Trevín, un hombre muy próximo a Rubalcaba, al menos en lo que a relaciones personales se refiere. No en vano son ya muchos años de compadreo en los veranos llaniscos. La opción del actual delegado del Gobierno -que de salir adelante engordaría aún más el historial de quien tiene el récord en esta región de primeros cargos institucionales- cuenta todavía con el obstáculo de los 'arecistas', que tratan como sea de sacar adelante la cabeza de cartel para el anterior presidente del Principado. De esta batalla la agrupación gijonesa puede hablar largo y tendido, sobre todo después de que el equipo que encabeza José Sariego se viera desautorizado en la última asamblea local tras haber apostado sobre seguro con Trevín en su reunión previa. Dicha asamblea rechazó el frente común de las ejecutivas de Avilés y Oviedo, impuesta desde Santa Teresa, para defender al candidato Areces. Al final, todo el mundo sabe que la decisión, formulismos aparte, se va a tomar en Ferraz y Rubalcaba ya ha dejado claro que quiere a su amigo Trevín.
En Izquierda Unida las cosas parecen estar más claras. Ya vaticiné hace tiempo en esta misma tribuna que el entonces previsible desplazamiento de Gaspar Llamazares de la candidatura por Madrid en favor del actual líder de la coalición, Cayo Lara, podría llevar al asturiano a refugiarse en su tierra. Esa previsión se ha cumplido y sus compañeros parecen encantados de contar con el actual portavoz en el Congreso para tratar de recuperar el escaño que se les muestra esquivo desde que la provincia se quedó con ocho escaños en la Cámara Baja. Por si acaso, Llamazares ha aprovechado el final de la legislatura, que acaba la próxima semana, para dejarse ver, como en su actuación 'estelar' de la reciente reforma constitucional y en otros episodios nacionales de las últimas semanas.
Queda, por fin, el incómodo invitado al que me refería al principio, Foro Asturias, sobre cuyo candidato hasta la fecha no se ha jugado con ningún nombre con posibilidades realistas de confirmarse. Ya sabemos cómo se las gasta Cascos, y si nadie lo remedia en el partido ya circula la consigna de que volverá a apostar por un candidato sin apenas perfil político, o sin ninguno, y de contrastado prestigio profesional. No parece una buena fórmula para unas elecciones nacionales, pero ya que estamos hablando del voto en Asturias y de que, sea quien fuere el cartel, se va a votar a Francisco Álvarez-Cascos, la fórmula que hasta ahora le ha funcionado podría ser perfectamente aplicada de nuevo.
En el vademécum de la confusión, al menos por ahora, se lleva la palma el Partido Popular, precisamente la fuerza política que en el ámbito nacional parece contar con todas las papeletas de recuperar, ocho años después, el Gobierno de España. Que vuelva a aparecer el nombre de Ovidio Sánchez, el "presidente ausente" y el gran cosechador de derrotas, como aspirante por exclusión no deja de tener su gracia, como la tiene que se siga jugando con nombres como el de un Isidro Fernández Rozada más agotado que un atleta tras la maratón olímpica, o el recurso a una Mercedes Fernández cuyo principal 'haber' en estos momentos es haber sido la discípula fiel del rival principal, Francisco Álvarez-Cascos y, pese a ello, haber permanecido en el PP tras la marcha del actual presidente del Principado. Podría decirse que nombres como estos responden más al baile de postulantes que a la verdadera realidad de un partido que se presenta pletórico de optimismo a las elecciones. Frente a esta 'vieja guardia', todo hace indicar que el anuncio desde Génova de un "fichaje estrella" responde al hartazgo del equipo de Mariano Rajoy ante el erial en el que se ha convertido su partido en Asturias. ¡Cómo será que hasta la portavoz parlamentaria en la Junta General, Isabel Pérez Espinosa, marcha por ahí con aires de lideresa e interviene públicamente en nombre de una dirección desaparecida tanto para un roto como para un descosido!
Desde Madrid se considera que ha llegado la hora de dejar a un lado a los perdedores y buscar una cara nueva que bien podría ser un dirigente nacional o un ex ministro, aunque también una persona de casa y de "reconocido prestigio", perfil en el que encajaría, por ejemplo, el empresario Francisco Rodríguez, patrón de Industrias Lácteas Asturianas, al que los populares ya han sondeado sin que hasta la fecha hayan recibido la contestación esperada.
La que parece estar descartada radicalmente es la presidenta local de Gijón. La decisión de Pilar Fernández Pardo de apoyar a Carmen Moriyón como alcaldesa, en contra de la dirección nacional y regional, y su actual bipolaridad de unos días gobierno y otros oposición en el Consistorio no han pasado por alto a Génova, que ha dejado bien claro que no se puede ayudar a Cascos ni en el Estado, ni en Asturias, ni en Gijón. La líder popular local tendrá que elegir entre seguir en la ambigüedad o pasar al ataque, como le pide Madrid, para arrebatar al actual presidente del Principado su buque insignia. Claro que, aunque así lo hiciera, el 20-N ya no estaría en su horizonte y más bien se podría pensar en algunos de los cientos o miles de cargos intermedios con que contaría la hipotética Administración Rajoy.
Mientras, la dirección socialista ya ha apostado claramente por Antonio Trevín, un hombre muy próximo a Rubalcaba, al menos en lo que a relaciones personales se refiere. No en vano son ya muchos años de compadreo en los veranos llaniscos. La opción del actual delegado del Gobierno -que de salir adelante engordaría aún más el historial de quien tiene el récord en esta región de primeros cargos institucionales- cuenta todavía con el obstáculo de los 'arecistas', que tratan como sea de sacar adelante la cabeza de cartel para el anterior presidente del Principado. De esta batalla la agrupación gijonesa puede hablar largo y tendido, sobre todo después de que el equipo que encabeza José Sariego se viera desautorizado en la última asamblea local tras haber apostado sobre seguro con Trevín en su reunión previa. Dicha asamblea rechazó el frente común de las ejecutivas de Avilés y Oviedo, impuesta desde Santa Teresa, para defender al candidato Areces. Al final, todo el mundo sabe que la decisión, formulismos aparte, se va a tomar en Ferraz y Rubalcaba ya ha dejado claro que quiere a su amigo Trevín.
En Izquierda Unida las cosas parecen estar más claras. Ya vaticiné hace tiempo en esta misma tribuna que el entonces previsible desplazamiento de Gaspar Llamazares de la candidatura por Madrid en favor del actual líder de la coalición, Cayo Lara, podría llevar al asturiano a refugiarse en su tierra. Esa previsión se ha cumplido y sus compañeros parecen encantados de contar con el actual portavoz en el Congreso para tratar de recuperar el escaño que se les muestra esquivo desde que la provincia se quedó con ocho escaños en la Cámara Baja. Por si acaso, Llamazares ha aprovechado el final de la legislatura, que acaba la próxima semana, para dejarse ver, como en su actuación 'estelar' de la reciente reforma constitucional y en otros episodios nacionales de las últimas semanas.
Queda, por fin, el incómodo invitado al que me refería al principio, Foro Asturias, sobre cuyo candidato hasta la fecha no se ha jugado con ningún nombre con posibilidades realistas de confirmarse. Ya sabemos cómo se las gasta Cascos, y si nadie lo remedia en el partido ya circula la consigna de que volverá a apostar por un candidato sin apenas perfil político, o sin ninguno, y de contrastado prestigio profesional. No parece una buena fórmula para unas elecciones nacionales, pero ya que estamos hablando del voto en Asturias y de que, sea quien fuere el cartel, se va a votar a Francisco Álvarez-Cascos, la fórmula que hasta ahora le ha funcionado podría ser perfectamente aplicada de nuevo.
jueves, 8 de septiembre de 2011
La escoba de Cascos
Es habitual que cuando se produce un relevo en cualquier gobierno, especialmente cuando hay un cambio de signo político en el mismo, los nuevos mandatarios procedan a realizar cambios en los distintos niveles de la administración pública correspondiente. Estos cambios pueden tener mayor o menor alcance, según el vuelco político que las urnas hayan deparado. En el Principado de Asturias, el triunfo de Foro Asturias y la asunción de la gestión ejecutiva en solitario ha conllevado un progresivo terremoto del que muy pocos de quienes hubieran tenido responsabilidades en la Administración Areces se han salvado. Los últimos, ayer mismo, han sido los gerentes de las distintas áreas de Atención Primaria, personas a las que no tengo el gusto de conocer por lo que no me atrevería a aseverar que el relevo es acorde con el nuevo escenario.
Sin embargo, al margen de esta (¿penúltima?) decisión, lo que me hace recelar de las medidas es si, efectivamente, después de tantos años la Administración del Principado estaba tan contaminada como para proceder a un cambio prácticamente total en la misma.
Personas que conocen esa Administración por dentro y poco sospechosas de tirar contra el nuevo Ejecutivo asturiano me vienen comentando en varias ocasiones que en la poda continuada que Cascos está aplicando semana a semana se han caído del carro gente muy competente y ajenos a la citada ¨contaminación¨, algunos de ellos con una gestión contrastada, aunque en estos casos casi nunca salen en los medios de comunicación. La duda, pues, es si cuando termine el proceso la tónica general haya sido la correcta (sin dudar de la absoluta legitimidad para aplicarla) o si de alguna manera, el nuevo presidente del Principado ha sacado la escoba para barrer cualquier vestigio de su antecesor.
miércoles, 7 de septiembre de 2011
Un contrato no vale de nada
¨Desengáñate, un contrato no vale de nada, ni siquiera el de matrimonio¨. Me viene a la memoria esta frase de un conocido escritor español actual que nos transporta, como parece obvio, a un concepto tan amplio como el del compromiso. Si coincidimos con el gallego Suso del Toro, qué no podremos aventurar sobre tan importante reto cuando ni siquiera está de por medio la fórmula susodicha y la asunción del compromiso está sustentada solamente por conversaciones privadas.
El circunloquio viene a cuento de la situación actual y, sobre todo, de la que previsiblemente se podría producir en a corto plazo en el Ayuntamiento de Gijón. La actual regidora, de Foro Asturias, ha desarrollado su gestión de estos primeros meses desde la perspectiva del equilibrista que se mantiene en posición inestable sobre el fino alambre del circo político, o sea, ese peculiar apoyo que le brinda el Partido Popular en la persona de su líder local, Pilar Fernández Pardo.
El problema es que ya están pasando todos los periodos de gracia, ya se esfumaron los sopores estivales, y las elecciones del 20 de noviembre están, como quien dice, a la vuelta de la esquina. La cuestión, pues, es qué va a hacer a partir de ahora la ¨lideresa¨local de los populares cuando desde Génova ya se ha decidido que, esperanzasaguirres aparte (lo de que en el PP todos son amigos de Cascos no deja de tener su gracia como retruécano), la formación del antiguo ex secretario general no se puede considerar como posible aliado, sino como un claro adversario a batir. La última en recordarlo ha sido la actual responsable nacional de la campaña de Rajoy, Ana Mato, que ha eliminado con sus declaraciones cualquier atisbo de hipotética componenda con Foro, al contrario que las buscadas con UPN y PAR.
Fernández Pardo, mal que le pese, es el sostén del gobierno en Gijón de su enemigo irreconciliable y esa posición no es políticamente correcta en estos tiempos que se avecinan. La dirigente popular ya ha sido advertida (por llamarlo de alguna manera) de cuál tiene que ser su postura si no quiere salir por donde el humo, y su figura no está en estos momentos al alza en la dirección nacional (ni en la regional) de su partido como para andar con malabarismos. Si tenemos en cuenta que la posibilidad de ¨pasarse al enemigo¨ no entra en cualquier planteamiento previsible, probablemente estaremos ante un panorama que convierte al Ayuntamiento de Gijón en un futuro próximo en un campo de minas para el partido del presidente del Principado.
Atentos los interesados porque es muy posible que a la vuelta de los comicios de noviembre y con un presumible triunfo de Mariano Rajoy, el actual equilibrio inestable termine por derrumbarse en el consistorio local, con relevo incluido al frente de la Alcaldía, y no sólo de la persona, sino también del partido. Eso sin contar con que, en las poco tranquilizantes perspectivas económicas de este país, el reciente pacto entre ¨los dos grandes¨ para una impresentable reforma constitucional pudiera ampliarse a ese otro entendimiento a más altura sobre los grandes temas que ha planteado el líder del PP. Vamos, una especie de gobierno de salvación al estilo del propugnado por Bono, aunque en una versión algo más light.
De momento, en la sede socialista de La Argandona, Sariego y Martínez Argüelles ya se frotan las manos y aventuran que lo que no fue posible en mayo, aun siendo la fuerza más votada, podría serlo ahora con los mismos números.
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